18 sep 2025
El gobernador Axel Kicillof volvió a marcar agenda en redes sociales con una publicación que combinó ironía, oportunidad política y reivindicación cultural. Luego de participar en la multitudinaria marcha en defensa de la universidad pública y el Hospital Garrahan, compartió una foto en su cuenta oficial tomando mate a las 23 horas. La imagen fue una clara respuesta a la polémica desatada por el funcionario libertario Alejandro Álvarez, quien había dicho en tono burlón: “Nadie pero nadie toma mate a las 23”.
El comentario del secretario de Políticas Universitarias apuntaba directamente contra Kicillof, quien días atrás había aparecido tomando mate en el programa de Carlos Pagni. La reacción del Gobernador fue medida pero efectiva: “23hs. Después de participar de la gran marcha en defensa de la universidad y la salud pública, compartimos unos mates”, escribió junto a la foto, en la que se lo ve distendido, con termo y mate en mano, desde la Gobernación.
Lejos de quedar en una anécdota, el gesto de Kicillof se convirtió en un mensaje político cargado de simbolismo. Por un lado, usó el mate como respuesta cultural frente al elitismo de quienes ridiculizan costumbres populares. Por el otro, reafirmó su compromiso con la defensa de la educación y la salud públicas, en un contexto de creciente tensión entre la gestión nacional y las provincias por el ajuste presupuestario.
La marcha del miercoles reunió a miles de personas en distintos puntos del país y fue leída como un fuerte mensaje contra el veto presidencial que anuló la ampliación de fondos para las universidades nacionales y el Garrahan. En ese marco, la publicación de Kicillof adquirió un sentido más profundo: se trató de una contracara simbólica a los recortes libertarios y un gesto de pertenencia con los sectores movilizados.
La polémica original también fue alimentada por el periodista Jonatan Viale, quien ironizó con un mate intervenido con la frase “Viale moderado” y un termo con la inscripción “Viale 2027”, insinuando que el simple acto de tomar mate convertía a Kicillof en presidenciable. Sin embargo, la burla terminó volviéndose en contra: las redes sociales reaccionaron con dureza contra lo que interpretaron como una muestra de desconexión con la vida cotidiana de millones de argentinos.
En definitiva, lo que empezó como una crítica menor se transformó en un boomerang para el oficialismo libertario. Con una foto sencilla, el Gobernador logró apropiarse de la polémica, fortalecer su imagen y exponer el sesgo clasista de sus detractores. En tiempos de polarización y gestualidades cargadas de contenido político, hasta un mate puede volverse un símbolo poderoso.
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