17 sep 2025
El plan económico de Javier Milei cruje, y con él, también el respaldo del establishment que hasta hace poco lo consideraba su “última esperanza”. En ese vacío, el gobernador bonaerense Axel Kicillof empieza a asomar como una figura que despierta atención en sectores empresariales y financieros, no por afinidad ideológica, sino por un inesperado giro discursivo hacia el pragmatismo fiscal y su creciente centralidad política tras la contundente victoria electoral del 7 de septiembre.
La señal más evidente de este viraje fue su reciente raid mediático por los grandes medios tradicionales. En entrevistas con Clarín y La Nación, Kicillof sorprendió con frases que parecen alejadas del dogma kirchnerista más duro. “Romper con el FMI me parece infantil”, declaró el exministro de Economía, en una frase que rápidamente se leyó como un mensaje directo al mercado y a los sectores moderados.
Además, en su paso por el programa Odisea Argentina de Carlos Pagni, el Gobernador subrayó la necesidad de “orden fiscal”, una expresión tabú dentro del ala más ideológica del peronismo. “Por supuesto que tiene que haber un orden fiscal”, sostuvo, dejando en claro que su proyecto político no se basa en el déficit crónico, sino en un modelo de administración “responsable” dentro de las posibilidades de la Provincia.
Estas declaraciones no pasaron desapercibidas. Analistas políticos y operadores financieros empezaron a considerar la figura de Kicillof como una opción “aceptable” dentro del peronismo, especialmente frente a un Gobierno nacional que exhibe crecientes niveles de improvisación, aislamiento político y pérdida de capital simbólico. Aunque todavía cargue con el sello kirchnerista, su liderazgo territorial, su impronta académica y sus gestos de moderación lo posicionan como un eventual interlocutor válido para la mesa del poder real.
Mientras tanto, Kicillof mantiene su agenda política en movimiento. Este miércoles participará de la Marcha Federal Universitaria frente al Congreso, encabezada por gremios docentes, estudiantes y sindicatos, en rechazo a los recortes en educación pública impulsados por Milei. “La universidad pública es un orgullo del pueblo argentino y no vamos a permitir que la sigan atacando”, sostuvo, entre pancartas y cánticos contra los vetos presidenciales a la ley de financiamiento universitario.
Lejos de abandonar la calle, el Gobernador también estuvo en La Plata en el acto por el 49° aniversario de La Noche de los Lápices, acompañado por referentes de su espacio, el Movimiento Derecho al Futuro (MDF), y dirigentes sindicales. Su estrategia parece clara: combinar gestos de apertura al poder económico con un pie firme en las luchas sociales y simbólicas que sostienen su base política.
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