21 nov 2025
La tensión política en la provincia de Buenos Aires volvió a escalar y los intendentes comienzan a encender las alarmas. En medio de una interna peronista que recrudeció en la Legislatura, los jefes comunales advierten que la falta de acuerdos por el Presupuesto 2026 los deja al borde de no poder pagar salarios y aguinaldos. “Hay más de 80 de nosotros que no pueden pagar”, confesó un intendente del Interior tras un acto con Axel Kicillof en La Plata.
El reclamo no apunta solo a la oposición. Los intendentes también miran hacia adentro del oficialismo, donde señalan que el diálogo se cortó y no entienden por qué el gobernador se niega a negociar cargos en organismos de control, una práctica que históricamente destrababa las discusiones presupuestarias. La falta de señales desde el Ejecutivo aumentó el malestar y abrió un nuevo capítulo en la interna.
El bloqueo del presupuesto se combinó con declaraciones que tensaron aún más el ambiente. La intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, lanzó una advertencia pública: si no había financiamiento para obras en los arroyos del distrito, entraría en “modo opositora responsable”. Desde el entorno de Máximo Kirchner evitaron respaldarla y la jefa comunal dejó de profundizar en su postura, pero el impacto ya estaba hecho.
En paralelo, funcionarios y legisladores cercanos a Kicillof cargaron contra el Frente Renovador, otro de los actores que complica la negociación. La diputada Susana González recordó que ese espacio había acompañado a María Eugenia Vidal durante su gestión y cuestionó que ahora frene el endeudamiento. La interna peronista dejó de ser un murmullo y se convirtió en una pelea explícita.
El Gobernador, sin embargo, logró avanzar parcialmente: obtuvo dictamen para el Presupuesto y la Ley Fiscal, pero no para el endeudamiento de USD 3.035 millones, la pieza clave para habilitar el fondo destinado a asistir a los municipios. Mientras los legisladores opositores reclaman un monto fijo cercano a los $600 mil millones, los propios intendentes ya se resignaron a aceptar ayuda “en el formato que sea”.
Entre las posturas divergentes, algunos dirigentes admiten que el clima político se volvió tóxico. “El problema es que hay seres malignos adentro del bloque”, lanzó un legislador del Movimiento Derecho al Futuro, la línea interna impulsada por Kicillof. La frase retrató crudamente el nivel de desgaste que atraviesa el peronismo bonaerense en uno de sus momentos más frágiles.
La estrategia del oficialismo será insistir la próxima semana para conseguir dictamen en comisión y llevar los proyectos al recinto el miércoles. Si no se aprueba el endeudamiento, el escenario económico de los municipios quedará en una situación crítica, con riesgo real de atrasos salariales y un estallido político en cadena.
En este contexto de desconfianza generalizada, un gesto inesperado llamó la atención: cuatro intendentes que se mantienen al margen de la grieta interna. Mantegazza de San Vicente, Granados de Ezeiza, Achával de Pilar y Otermín de Lomas de Zamora se mostraron junto a Claudio “Chiqui” Tapia, luciendo camisetas de la Selección con el número 10. El “Grupo AFA”, como ya los bautizaron, emerge como un actor equilibrado en un peronismo que hoy navega entre tensiones, urgencias fiscales y disputas por el control del partido.
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