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Con más dudas que certezas

A una semana de la cumbre, en el peronismo hay desazón e incertidumbre sobre el acercamiento de Cristina y Kicillof

El encuentro entre la expresidenta y el Gobernador bonaerense dejó más dudas que certezas. Sin foto, sin señales de reconciliación y con las cuentas al límite, el oficialismo provincial enfrenta trabas en la Legislatura y una interna que amenaza con frenar los acuerdos antes del 26 de octubre.

8 oct 2025

La tan esperada reunión de la semana pasada entre Axel Kicillof y Cristina Kirchner, que había despertado todo tipo de especulaciones dentro del peronismo, terminó dejando un sabor amargo. Sin foto, sin gestos visibles y con declaraciones medidas, el encuentro entre el Gobernador bonaerense y la expresidenta fue más una tregua silenciosa que una muestra de unidad. En los hechos, la distancia política entre ambos sigue siendo evidente.

Durante varios días reinó el hermetismo. Recién después de que trascendiera la cita, desde ambos campamentos se difundió un mensaje calcado: “Fue una buena reunión, hablamos de la campaña y de la unidad de cara a octubre”. En la práctica, no hubo definiciones sobre los temas más urgentes, es decir el financiamiento, endeudamiento y la estrategia territorial, que hoy tienen al peronismo bonaerense en pausa mientras crecen las tensiones dentro de Fuerza Patria.

Uno de los puntos de fricción es la falta de acuerdo para avanzar con un nuevo endeudamiento provincial. Las cuentas de la administración Kicillof están cada vez más ajustadas y la oposición mantiene trabada la aprobación en la Legislatura. Desde el cristinismo acusan al entorno del Gobernador de no haber sabido negociar políticamente, en tanto desde La Plata señalan que algunos sectores del peronismo “juegan para su propio capital electoral”.

Cristina, que mantiene un bajo perfil público por su situación judicial, sigue monitoreando la situación con cautela. En la reunión deslizó su preocupación por el escenario económico nacional y planteó la posibilidad de una devaluación posterior al 27 de octubre. Kicillof, economista de formación y Gobernador en campaña, evitó acompañar esa lectura. Prefirió el silencio técnico antes que alimentar una nueva interna discursiva dentro del espacio.

La expresidenta también aprovechó para reunirse con intendentes de la Séptima Sección Electoral como Maximiliano Wesner (Olavarría), Nelson Sombra (Azul) y César Valicenti, con quienes sí posó para las fotos. El gesto no pasó inadvertido: mientras Kicillof evita las imágenes políticas, Cristina elige reforzar su vínculo con el territorio camporista. Allí donde el kirchnerismo se siente fuerte, la señal fue clara.

En paralelo, los operadores del peronismo reconocen que el clima interno está lejos de la calma. A medida que se acercan las elecciones del 26 de octubre, crecen las diferencias estratégicas entre quienes priorizan sostener la gestión bonaerense y quienes apuestan por una recomposición del cristinismo y La Cámpora a nivel nacional. La falta de coordinación se traduce en una campaña sin narrativa común y con candidatos que buscan marcar su propio perfil. Otra situación paralela que trae discordia será las elecciones partidarias para presidir el PJ bonaerense que develaran el grado de la interna. 

La conclusión, por ahora, es que la unidad peronista es más un eslogan que una realidad palpable. Mientras las finanzas se agotan, la Legislatura provincial permanece inmóvil y la oposición aprovecha el desconcierto, la foto que no fue entre Cristina y Kicillof se convirtió en símbolo de un oficialismo bonaerense que todavía no encuentra su tono ni su acuerdo político de fondo. El 26 de octubre se acerca y el peronismo bonaerense, más que unido, parece en suspenso.

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