7 oct 2025
El escenario político de Argentina parece haber devenido en un híbrido entre show mediático y batalla electoral. En ese contexto, Javier Milei decidió pasar del despacho al escenario: anoche encabezó un acto en el Movistar Arena que mezcló música, retórica y provocación explícita, justo cuando el Gobierno atraviesa su momento más complejo tras el escándalo por José Luis Espert.
El espectáculo, con una puesta en escena que evocó grandes conciertos de rock nacional, no fue solo un acto simbólico: fue la apuesta de Milei para retomar el control narrativo y reactivar el núcleo duro que podría sostenerlo. En el tramo final, al grito de “¿Escuchaste, kirchnerista?”, buscó confrontar directamente al adversario, poniendo a la campaña y a la polarización como protagonistas de su estrategia.
@diariouno.com.ar 🗣️ “¿ESCUCHASTE KIRCHNERISTA?" - Durante la presentación de su libro “La construcción del milagro” en el Movistar Arena, el presidente Javier Milei combinó espectáculo y discurso político con fuertes mensajes hacia el kirchnerismo. 📣 “Pudiste ganar un round, pero todavía no ganaste la batalla, y mucho menos la guerra”, lanzó el mandatario.
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La génesis del escándalo sigue presionando los pasillos del poder. La denuncia contra Espert por un supuesto financiamiento irregular empujó al ex candidato a renunciar. Esa crisis interna provocó un terremoto electoral que amenaza con arrastrar al proyecto de La Libertad Avanza, especialmente en la provincia de Buenos Aires, el distrito clave donde el Gobierno necesita recomponer fuerzas. Algunas encuestas aseguran que la distancia se extendería por 4 puntos más que las elecciones bonaerenses.
Tras este panorama y la renuncia de Espert, Milei aceptó proponer a Diego Santilli como cabeza de lista en la provincia bonaerense, lo que abrió nuevas disputas internas y exigencias legales. La Justicia Electoral bonaerense ya exigió detalles del costo de reimprimir boletas, la viabilidad presupuestaria y la logística necesaria para reemplazar los sufragios que ya estaban impresos.
Las encuestas dentro del oficialismo muestran un panorama adverso: la diferencia con Fuerza Patria se había agrandado en territorio bonaerense tras el 7 de septiembre. Algunos operadores aseguran que ahora ronda los 10 puntos. Esa desventaja interna alimenta la urgencia del acto en el Movistar: revitalizar a la tropa antes de que los números empujen a una debacle en octubre.
Durante su show, Milei combinó canciones emblemáticas del rock argentino con discursos cargados de mensaje político. No buscó solo impactar al electorado liberal, sino tensionar con la oposición. Esa faceta “rockstar” del presidente fue contrapartida simbólica de la negociación diplomática que Luis Caputo está llevando adelante en Washington, donde el Ejecutivo necesita respaldos económicos urgentes.
El acto también tuvo efecto interno: buscó reafirmar autoridad frente a los cuestionamientos en su propio espacio. Algunos dirigentes libertarios admitieron públicamente que el show era justamente todo lo que no debía hacerse en un momento de crisis pero al mismo tiempo reconocieron que la teatralidad política es un sello del proyecto de poder que Milei ha venido construyendo.
No obstante, el riesgo es alto: si la Justicia Electoral rechaza la reimpresión de boletas o no avala el cambio de cabeza de lista, muchas de las gesticulaciones quedan en mero espectáculo. Y si las encuestas no se revierten, la apuesta teatral puede verse como un intento desesperado de autoafirmación más que como una genuina reactivación política.
En definitiva, el show del Movistar Arena fue mucho más que una jugada de campaña: fue el esfuerzo de un Gobierno que busca mantener cohesión interna, confrontar al adversario y recuperar terreno electoral, todo en una sola noche. Pero en medio del escándalo y con el reloj electoral corriendo, la pregunta sigue latente: ¿alcanzará esa teatralidad rockera para detener la sangría política?
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