8 oct 2025
El martes por la tarde, Javier Milei volvió a salir a la calle por la campaña, esta vez en Mar del Plata. El Presidente tenía previsto realizar una breve caminata por la tradicional avenida Güemes junto a su hermana Karina y los candidatos libertarios bonaerenses, pero el operativo terminó siendo más breve de lo planeado: el recorrido no llegó ni a una cuadra y concluyó con el mandatario subido a una camioneta, megáfono en mano, arengando a sus seguidores.
La escena condensó la dinámica que se repite en cada aparición pública del jefe de Estado: entusiasmo desbordado, fuerte presencia policial, un intento de contacto directo con la gente y una rápida retirada ante el desorden. “Quiero que sepan que es un placer enorme volver a estar en esta hermosa ciudad de Mar del Plata. Y quiero que sepan que vengo a pedirles el apoyo para mis candidatos”, gritó Milei desde el vehículo, mientras lo rodeaba una multitud de militantes y curiosos.
La intención inicial del Presidente era caminar poco más de 100 metros por Güemes, una de las arterias más transitadas de la ciudad. Sin embargo, la agitación del público y la tensión con grupos de manifestantes opositores obligaron a los organizadores a interrumpir el avance. Milei, Karina, Diego Santilli, Karen Reichardt y Sebastián Pareja, todos subidos al vehículo oficial, saludaron brevemente a los presentes antes de retomar el camino hacia otro punto de la ciudad.
“Tenemos que entender si volvemos al modelo de la inflación, de la pobreza, o seguimos con el que la bajó y la va a eliminar”, exclamó Milei, en una de las pocas frases audibles por encima del ruido ambiente. Luego pidió a sus seguidores “no aflojar” y reiteró que las elecciones del 26 de octubre serán “determinantes para no volver atrás”. La escena duró apenas unos minutos, pero fue suficiente para que el Presidente marcara presencia en la costa atlántica.
A diferencia de otras caminatas anteriores, como las frustradas en Ushuaia, Santa Fe o Corrientes, el operativo en Mar del Plata fue más controlado, aunque igual de caótico. A pocos metros del epicentro libertario, un grupo de manifestantes opositores se concentró con pancartas y cánticos en repudio al Gobierno. La tensión derivó en forcejeos y empujones, hasta que un grupo de encapuchados vestidos de negro intervino y la Prefectura Naval tuvo que desplegar efectivos para contener la situación.
Los incidentes, aunque menores, opacaron la postal de campaña que el equipo presidencial buscaba construir. “Era un acto de cercanía, pero terminó siendo un operativo relámpago”, reconoció un dirigente libertario bonaerense. Desde la organización argumentaron que la aglomeración de gente “impedía avanzar con seguridad” y que la decisión de acortar el recorrido fue tomada “para evitar provocaciones”.
En paralelo, el Presidente aprovechó su paso por la ciudad para mostrarse junto a Diego Santilli, candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires, y reforzar el respaldo a la lista oficial de La Libertad Avanza. La foto con Santilli, Reichardt y Pareja fue leída como una señal de cohesión interna en medio de rumores de tensión en el armado bonaerense, especialmente tras las diferencias entre Karina Milei y el propio Pareja.
El intendente de General Pueyrredón, Guillermo Montenegro, celebró la visita presidencial y destacó la inauguración de la nueva planta industrial de Lamb Weston, una inversión de más de 350 millones de dólares. El gesto buscó equilibrar el clima político local, donde Milei recibió tanto muestras de apoyo fervoroso como protestas por las políticas de ajuste. “Mar del Plata vuelve a estar en el mapa productivo del país”, dijo el jefe comunal.
Tras el breve contacto con la gente, Milei se retiró en una camioneta negra, saludando con la mano en alto. En el entorno libertario admiten que los actos masivos sin vallado ni control son cada vez más difíciles de sostener, pero insisten en mantener el formato de cercanía directa con los votantes. A casi dos semanas de las legislativas, el Presidente apuesta a mantener el protagonismo y a sostener el pulso de campaña con su estilo inconfundible: rápido, caótico y a todo megáfono.
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