24 dic 2025
La interna del kirchnerismo sumó en las últimas horas un nuevo capítulo de tensión tras las protestas registradas en Quilmes y Lanús, dos municipios gobernados por intendentes de La Cámpora. En la agrupación que conduce Máximo Kirchner sospechan que detrás de las movilizaciones estuvo Juan Grabois, con el aval político del gobernador Axel Kicillof.
Las sospechas se profundizaron luego de que cooperativistas vinculados a la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) realizaran un piquete frente a la Municipalidad de Lanús, donde reclamaron mejoras salariales y asistencia alimentaria. La protesta incluyó cortes de calle, quema de un árbol navideño y consignas dirigidas directamente al intendente Julián Álvarez.
En el camporismo interpretaron la secuencia de hechos como una maniobra con intencionalidad política. Señalan que Grabois cuestionó públicamente la actuación de la Policía Bonaerense en Quilmes, pero evitó responsabilizar al Gobernador, quien tiene bajo su órbita el control de la fuerza de seguridad provincial.
Desde La Cámpora también apuntaron contra sectores del Movimiento Evita y dirigentes locales alineados con el esquema político de Kicillof. En ese marco, mencionaron la presencia de referentes territoriales vinculados a Agustín Balladares, dirigente cercano al Gobernador, entre los manifestantes que participaron de los disturbios en Lanús.
Las acusaciones incluyen la presunta existencia de un acuerdo entre Grabois y el mandatario bonaerense para desgastar a los intendentes camporistas en el Conurbano. Como antecedente, recuerdan que el líder de la UTEP ya había manifestado públicamente su apoyo a una eventual candidatura presidencial de Kicillof en 2027.
En ese contexto, en La Cámpora también cuestionan el respaldo institucional que la gestión provincial le brindó a Grabois, en especial a través del programa Utopías Bonaerenses, que contempla la creación de centros comunitarios y cuenta con una importante asignación presupuestaria.
El conflicto reavivó, además, reproches internos hacia Cristina Kirchner por los lugares otorgados a Grabois en las listas legislativas. Si bien las críticas a la conducción no son nuevas, fuentes del espacio admiten que esta vez el malestar se expresó con mayor dureza.
Del otro lado, desde el Movimiento Evita y sectores de la UTEP buscaron despegarse de la lectura política del conflicto y sostuvieron que las protestas respondieron a reclamos laborales concretos, vinculados a bajos salarios y condiciones precarias de trabajadores cooperativistas contratados por los municipios.
En el entorno del gobernador Kicillof evitaron escalar la disputa y minimizaron las acusaciones. Aseguran que la Provincia está enfocada en la gestión y en la construcción del Movimiento Derecho al Futuro, el espacio con el que el mandatario busca proyectarse a nivel nacional.
Mientras tanto, la escalada de desconfianza expone las fracturas dentro del kirchnerismo y anticipa un escenario de mayor conflictividad interna en el Conurbano bonaerense, donde las disputas territoriales y de liderazgo comienzan a marcar el pulso de la discusión política hacia el lejano 2027.
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