9 dic 2025
La sesión preparatoria del Senado bonaerense del lunes 8 de diciembre dejó una de las postales políticas más comentadas del día: Gabriel Katopodis, ministro de Infraestructura provincial, juró como senador electo y minutos después pidió licencia para no asumir la banca que le correspondía a partir del 10 de diciembre. La maniobra, anticipada en los últimos días, terminó por confirmarse apenas concluyó el acto de asunción.
El movimiento no fue improvisado. Desde hace semanas se especulaba con que Katopodis no ocuparía su lugar en la Cámara Alta, especialmente después de que se introdujera una modificación en el funcionamiento del Consejo de la Magistratura dentro de la Ley de Financiamiento. Esa reforma allanó el camino para que pudiera continuar en su cargo dentro del gabinete sin inconvenientes legales.
Con la licencia aprobada, el oficialismo deberá ceder ese escaño a La Cámpora. La reemplazante será Roxana López, psicóloga y dirigente kirchnerista de Tigre, quien desembarcará en el Senado en un contexto de fuerte tensión entre el cristinismo y el gobernador Axel Kicillof. Para el mandatario, la jugada tiene un doble filo: retiene a un ministro clave, pero entrega, a la organización que lidera Cristina Kirchner y su hijo, un nuevo espacio de poder.
El caso de Katopodis se complementa con otra jugada similar dentro del recinto: la de Diego Valenzuela, hoy alineado con La Libertad Avanza. El exintendente de Tres de Febrero juró su cargo y también pidió licencia en el mismo acto, dejando su banca a disposición de una dirigente afín al armado libertario. La coincidencia entre ambos sectores dejó expuesta una práctica transversal: las candidaturas testimoniales.
Vale recordar que ambos encabezaron la lista de los dos partidos mayoritarios en la Primera Sección Electoral y que Katopodis ganó por paliza en los comicios del 7 de septiembre. El caso Valenzuela dio que hablar debido a que se especulaba con su arribo al Ejecutivo nacional, donde podría ser encargado de la Agencia Nacional de Migraciones, perteneciente a la cartera de Seguridad de Alejandra Monteoliva, y que actualmente gestiona Sebastián Seoane.
Para el peronismo, la maniobra refuerza la continuidad de un funcionario que ganó centralidad en la gestión Kicillof y que suena como posible candidato a futuro. Para La Cámpora, en cambio, implica un avance concreto dentro del Senado y un mayor margen de influencia en la interna oficialista, en un momento político en el que las disputas internas están lejos de ceder.
La llegada de Roxana López al recinto podría tensionar aún más el equilibrio del frente gobernante, que deberá administrar la convivencia entre sectores que, aunque comparten espacio, muestran diferencias estratégicas profundas. En paralelo, Kicillof busca mantener cohesión mientras enfrenta desafíos legislativos, económicos y territoriales.
La sesión preparatoria, atravesada por maniobras, licencias y movimientos tácticos, deja claro que la nueva etapa legislativa comienza marcada por reacomodamientos internos. Más allá de los nombres, la señal política es evidente: tanto oficialistas como opositores están ajustando su tablero antes del inicio del nuevo ciclo parlamentario, donde cada banca y cada gesto pueden inclinar el juego.
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