10 nov 2025
El expresidente Alberto Fernández rompió el silencio este domingo en una entrevista con Tomás Rebord, negando las acusaciones de violencia de género realizadas por su ex pareja, Fabiola Yáñez, y denunciando un “maltrato mediático” que, según aseguró, no merecía. Fernández afirmó que nunca golpeó a Yáñez y aseguró que las pruebas fotográficas presentadas en su contra eran falsas, reclamando una pericia sobre su teléfono y cuestionando el accionar del juez de la causa, Julián Ercolini.
Fernández sostuvo que los chats difundidos estaban manipulados y que las investigaciones judiciales enfrentaron trabas. Según indicó, su teléfono fue entregado con clave al magistrado y, tras una revisión pericial, no se encontraron los mensajes que habían sido presentados como prueba. El expresidente enfatizó que espera que la ex primera dama aclare públicamente las denuncias para poner fin a la polémica.
Más allá de la defensa sobre su vida personal, Fernández abordó la situación del peronismo y el futuro político del espacio. Señaló a Axel Kicillof como un dirigente preparado y capaz de ser candidato en 2027, aunque advirtió sobre las dificultades que enfrenta el Gobernador bonaerense en un contexto de adversidad económica y política.
El exmandatario también destacó a otros referentes del peronismo, como Sergio Massa, Martín Soria, Jorge Capitanich y Gabriel Katopodis, como figuras estratégicas para consolidar el liderazgo del partido y mantener presencia territorial. Resaltó la necesidad de unidad dentro del espacio, pero admitió que los desafíos del “internismo” han afectado históricamente la cercanía del peronismo con la ciudadanía.
En cuanto a su gestión, Fernández recordó el contexto en el que asumió, con la deuda histórica contraída por el gobierno de Mauricio Macri, la pandemia de COVID-19, la guerra en Ucrania y la sequía, factores que condicionaron la economía y el salario real. Consideró que estos elementos explican parte de las críticas y los resultados políticos obtenidos durante su mandato.
El expresidente defendió las políticas de género de su gobierno y cuestionó la comparación con la gestión de Javier Milei, aludiendo a que su enfoque era distinto y que la eliminación del Ministerio de la Mujer por el actual gobierno libertario evidenciaba diferencias en la identidad política. Recordó que las políticas implementadas buscaban proteger derechos y garantizar transparencia.
Sobre la polémica expropiación de la empresa Vicentín, Fernández explicó que la decisión fue modificada tras recibir informes sobre irregularidades financieras y entramados societarios complejos, que habrían obligado al Estado a indemnizar a accionistas involucrados en maniobras ilícitas. Argumentó que su decisión buscó resguardar los recursos públicos frente a posibles delitos corporativos.
En materia judicial y de política interna, Fernández denunció lo que calificó como un proceso de “cancelación” y subrayó que los medios habían amplificado versiones sin verificar. Reiteró que su objetivo es que se esclarezcan los hechos y que la justicia actúe de manera transparente y sin presiones políticas. En una suerte de "defensa personal", el exmandatario justificó su gestión pese a que la realidad lo haya contradicho en el marco del "duro contexto" que le tocó atravesar más allá de que haya sido elegido por la expresidenta Cristina Kirchner.
Finalmente, el expresidente combinó su defensa personal con reflexiones sobre la reconstrucción del peronismo. Subrayó la necesidad de liderazgo fuerte, coordinación entre dirigentes y planificación territorial para recuperar la confianza de los votantes, mientras mantuvo firme su postura sobre los ataques mediáticos y judiciales que considera injustos.
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