En una semana y en la misma esquina, una familia frustró y puso en fuga a delincuentes

Los vecinos de Borgward, en Isidro Casanova, ya no saben como protegerse de los delincuentes que las 24 horas dan vueltas por todo el territorio de La Matanza y son implacables para el mal. Paredones y rejas de dos metros, coronados por alambres de púas, también enormes perros guardianes, son una postal repetida en busca de seguridad en las viviendas.

Pero sin presencia y patrullaje policial, en la calle también pasan cosas graves. Una familia que se mudó hace pocas semanas a una vivienda ubicada en la intersección de Víctor Martínez y Bedoya, instaló una cámara de vigilancia que en nueve días registró el intento de robo que sufrió un habitante de la casa y en otro hecho, este domingo, un amigo de él.

Alrededor de las 8 Lautaro dialogaba con una amiga junto al portón del domicilio de Uriel, cuando fue sorprendido por cuatro delincuentes que arribaron a bordo de un auto por la calle Martínez.

Tres sujetos, todos muy jóvenes, descendieron y lo abordaron para sustraerle la moto. El muchacho reaccionó de inmediato y se alejó unos metros para evitar que le arrebaten las llaves. Uno de los ladrones lo siguió pero no se pudo imponer y regresó.

Los gritos de los chicos y las amenazas de las víctimas alertaron a Alejandra, la dueña de la casa que en ese momento descansaba y se asomó a la ventana para ver que ocurría.

"Creí que le querían robar a mi hijo Uriel, pero el ya estaba en su cuarto durmiendo", le dijo Alejandra a CRONOS.

La mujer les gritó a los malvivientes para que se vayan y cesen el ataque a la pareja. Luis, su marido, fue más allá y junto al hijo que también escuchó los gritos, fue en auxilio de las víctimas.

"No les robaron nada, la chica se escondió el teléfono celular dentro del pantalón y no se lo pudieron sacar", aseguró Alejandra. "Lautaro venía a buscar a mi hijo pero antes retiró a la amiga que estaba en un cumpleaños de 15, por eso es que estaban en la puerta de mi casa", detalló la mujer.

Los delincuentes emprendieron la fuga por calle Bedoya y cuando llegaban a la esquina de Jacobo Watt atacaron a otra adolescente a la que intentaron subir por la fuerza al vehículo. La chica escapó a la carrera y fue socorrida por el conductor de una Renault Kangoo que fue testigo del momento.

"También regresaba del cumpleaños y es prima de la que estaba en la puerta de casa. Luis habló con el conductor de la camioneta y él las llevó hasta sus casas. Cuando llegaron nos avisaron y nos quedamos tranquilos, aún están aterradas", aseguró Alejandra.

Viernes 29 de diciembre, 18:40

Uriel, de 20 años, trabaja como delivery de la rotisería y heladería "Como en casa", y aquel viernes se preparaba para comenzar la jornada nocturna.

"Sacó la moto a la calle, le puso la traba y volvió a entrar para buscar lo que le faltaba", contó la madre. "Al rato mi marido que estaba arriba escuchó la llegada de unas motos, se asomó por una ventana y las vio pasar lento. Atrás llegó a pie el que llevaba puesto un casco que intentó robar la Mirage de Uriel", recordó Alejandra.

Luis gritó y sin dudar se arrojó desde el techo para evitar el robo. El hijo, que rápido comprendió lo que ocurría, salió detrás del padre y juntos corrieron a los cuatro delincuentes que se movilizaban en tres motos y ya estaban en la esquina.

"En el barrio muchos afirmaron haberlos visto por la zona, el que pasó primero con la moto y miró hacia atrás dijo que le habían intentado robar primero a él", indicó la dueña de casa. "Pero en las fotos que tenemos de otra cámara se lo ve llegar con los otros tres", agregó.

"En esa misma esquina está el Club San Pedro, imagínate como está la zona que todo lo que recaudan con distintas actividades lo gastan en levantar paredes para cerrar el predio. Asi vivimos todos en Borgward, construyendo muros fortificados", aseguró un vecino de la calle Bedoya.