16 abr 2023
Esta semana Avellaneda cumplió 171 años de vida, pero no todo es festejo y felicidad en el partido que conduce el Intendente Jorge Ferraresi. En las tardes del lunes 10 y el miércoles 12 de abril, se produjeron dos violentos robos a mano armada. El primero fue al voleo y se llevaron una camioneta, el segundo una increíble salidera bancaria protagonizada por motochorros.
El miércoles Pablo se dirigió a un banco de la Av. Mitre a retirar una importante suma de dinero que iba a utilizar para realizar pagos en su distribuidora. Según comentó el hombre de 32 años, debió aguardar media hora en el estacionamiento hasta que la institución financiera le entregó los 3,5 millones de pesos que necesitaba.
Con el efectivo guardado en un bolso y escondido bajo un asiento del Renault Twingo, el comerciante regresó a su deposito ubicado sobre la calle La Fuente nro.148, entre Gutemberg y Mariano Acosta, en la localidad de Piñeiro, a pocas cuadras del estadio del club Independiente.
En el primer video que acompaña esta nota se observa a Pablo estacionar el vehículo sobre la vereda unos pocos metros más adelante de su depósito. Segundos después aparece en escena una moto roja y negra, con un ocupante, y a un sujeto con buzo verde y pantalón oscuro que caminó en dirección al Twingo.
El motoquero y el peatón se hicieron una señal y comenzó el violento asalto. El hombre a pie abordó a Pablo cuando bajó del auto y le enseñó un arma de fuego que escondía en la cintura, lo amenazó y obligó a regresar al habitáculo para que le entregue el bolso con el cuantioso botín, también el teléfono celular y las llaves del auto.
Mientras se desarrollaba la escena otro cómplice llegó en moto, se detuvo junto al primer motochorro y, segundos después, los tres escaparon con todo lo robado en dirección a la Av. Hipólito Yrigoyen.
Pablo, desesperado, corrió los pocos metros que lo separaban del depósito y golpeó con fuerza la persiana metálica: "Abrime que me robaron”, gritó afligido a los empleados que salieron a la calle sin poder hacer nada.
El martes Cronos dio cuenta del horrible momento que vivió Rosalba junto a su hija y otros cuatro niños, todos de entre 3 y 12 años, cuando estacionó su camioneta, en doble fila, sobre la calle Monseñor Piaggio al 100, entre San Martín y avenida Belgrano.
La mujer llegó al lugar, alrededor de las 17:30, para dejar en su casa a Manuel, el hijo de 10 años de su amiga Georgina. Mientras aguardaban en la puerta de la vivienda, un sujeto armado la tomó del cuello y la amenazó con un arma de fuego para que le entregue la llave del rodado.
En ese momento Manuel corrió aterrorizado por la calle Piaggio y se refugió en una pizzería lindera, la mujer con la pistola apoyada en la la cabeza vio como otros dos delincuentes se acercaron a la camioneta y gritó que le dejaran bajar a los chicos que estaban a bordo.
En el segundo video que acompaña esta nota se ve a la hija de Rosalba, de 11 años, salir disparada del vehículo hacia la izquierda, mientras otros dos niños de 10 y 12, corrieron a la vereda.
Instantes después salió del edificio Georgina que no tardó en darse cuenta de lo que ocurría por los gritos de la amiga y los chicos. La desesperada mujer, al no ver a su hijo, fue hasta el rodado en busca de Manuel.
En declaraciones a la prensa Rosalba sostuvo que gracias a la intervención de Georgina pudo rescatar al sobrino, de 3 años, que estaba sentado y atado en la silla para bebés. La mujer aseguró que entre las dos lo liberaron cuando los brutales malvivientes estaban a punto de escapar con la camioneta.
"Yo no dormí, mi hija no durmió, Manuel no durmió, el miedo continúa. Hoy no fueron al colegio, mi nena pasó la noche en mi cama", agregó la mujer. "Espero que el testimonio sirva para algo, no puede ser que estemos agradecidos por estar vivos y que no nos hayan hecho nada. Reclamamos seguridad, no pedimos planes, trabajamos desde las 7 a las 18", pidió la mujer.
Fuentes de la policía local confirmaron que media hora después encontraron la camioneta abandonada en el cruce de las calles Santa Elena y Australia, en el barrio de Barracas, en la Ciudad de Buenos Aires. El dominio había sido captado por un lector de patentes instalado en el Puente Bosch.
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