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La actividad en la Legislatura bonaerense se remite por estos días al funcionamiento de las comisiones permanentes de trabajo. Ambas cámaras sesionaron por última vez a fines de septiembre y, por el momento, no hay fecha de nuevos debates en el recinto.
Sí han tenido impacto mediático distintas iniciativas, como la impulsada por la oposición para interpelar al ministro de Seguridad, Sergio Berni, después la trágica represión de la Policía bonaerense a los hinchas de Gimnasia. Pero el derrotero parlamentario dista de la repercusión periodística y los tiempos son otros en la Casa de Leyes de la Provincia.
La dinámica legislativa se encuentra en “stand by”. En los pasillos del parlamento provincial reconocen que la permanente tensión en los partidos que conforman las dos principales coaliciones, representan uno de los factores que ayudan a explicar la escasa productividad.
Las últimas sesiones ilustran la sorprendente quietud. El recinto de la Cámara de Diputados se convirtió en una caja de resonancia de las rencillas políticas a nivel nacional. Frente de Todos vs Juntos; los libertarios contra los bloques de izquierda. Confrontación retórica extrema y enérgico repudio a “los discursos de odio”, símil set de televisión.
“Escuchaba cada una de las intervenciones de la política y los discursos del odio. El odio es lo que está pasando hoy en la provincia, que la gente no tenga para comer, que no haya laburo, que los jubilados ganen un sueldo por debajo del mínimo, vital y móvil. Eso es el odio. Cuando escucho a legisladores de uno y otro bloque plantear eso, estaría bueno pesar y reflexionar sobre lo que está pasando, qué es lo que estamos haciendo nosotros acá en el recinto”. La frase fue pronunciada por la legisladora Florencia Retamoso durante la última sesión en la Cámara baja. Un discurso con espíritu de autocrítica colectiva en medio de tanta grieta.
En este contexto, continúa pendiente el tratamiento de una serie de proyectos clave. La reforma jubilatoria del Bapro es uno de ellos. Un asunto prioritario para el gobernador Axel Kicillof, que no ha llegado a destino. La frenética discusión en comisiones allá por el mes de junio quedó muy lejana en el tiempo.
La dificultad del oficialismo para reunir los consensos necesarios, básicamente por la negativa de Juntos, hizo que la iniciativa se empantanara. Y nadie se atreve a aventurar cómo salir del atolladero.
El Presupuesto 2023 asoma en el horizonte legislativo. Una discusión que acaparará el debate de fin de año, signado por la escena mundialista. Sin mayores precisiones respecto a los lineamientos de la iniciativa que prevé gastos y recursos para el venidero año electoral, las miradas están puestas en el Congreso. Una vez que la Ley de leyes avance en el parlamento nacional, tendrá su correlato en la provincia de Buenos Aires.
Pero el periscopio sobre el Congreso ve más allá del Presupuesto. La discusión en torno a la suspensión de las PASO dejó de ser un tema latente, para instalarse definitivamente en la agenda. Sugestivamente, Kicillof señaló que se encolumnaría con lo que dictamine el Congreso. Sin rodeos, en su tropa legislativa ya hablan abiertamente a favor de cancelarlas, porque el “contexto” lo amerita.
En Juntos rechazan abiertamente el convite. Las primarias son un factor ordenador para la coalición opositora. Entienden que una modificación normativa a menos de un año para los comicios, significaría un “cambio de reglas” dotado de “oportunismo”. Sin embargo, una reciente declaración de un protagonista sobre este punto requiere una lectura entre líneas.
“Las PASO ordenan y generan la posibilidad de involucramiento de los vecinos, pero Juntos tiene la decisión de seguir en unidad y va a construir reglas en el caso de que sean suspendidas, por lo que no termina siendo una preocupación”, manifestó días atrás el titular del radicalismo bonaerense y presidente del bloque de diputados de Juntos en la Legislatura, Maximiliano Abad. Fue días atrás en La Plata, donde recibió a la diputada nacional Margarita Stolbizer.
El ajetreado 2022 comienza a transitar una inédita recta final rumbo al venidero año electoral, con el enigma de las PASO, el desconcierto de la reforma del Bapro y una certeza: el Mundial de Qatar eclipsará la exigua productividad legislativa.
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