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Cronos Noticias » En Foco » 16 may 2022 14:47

Bitácoras bonaerenses

El regreso de los halcones amarrillos: Kicillof otra vez envuelto en las internas del PRO

La irrupción de Mauricio Macri en la escena de la Provincia de Buenos Aires rompió con el frágil equilibrio que se daba en la política bonaerense.


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Se terminó la tranquilidad, el nuevo sendero anuncia nubarrones en el horizonte. El frágil equilibrio que la política bonaerense mostraba en la diplomacia entre el Frente de Todos y Juntos no está más. Mauricio Macri movió fichas y pateó el tablero: “Más dureza, basta de acuerdismo como la UCR”, fueron las palabras que usó como un mensaje que caló hondo en las diversas tropas de legisladores del PRO. Y así fue. La hora del choque.

La cumbre de Puerto Madero que reunió a Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta, Diego Santilli, María Eugenia Vidal, Jorge Macri y Cristian Ritondo fue la que generó en el cambio de postura del PRO bonaerense. En lo concreto, Macri los corrió por derecha a sus comensales. El factor Javier Milei es uno de los motivos. Desde hace meses, en el partido amarrillo temen que el referente liberal les siga “comiendo votos” en la Provincia de Buenos Aires, sobre todo en el Conurbano bonaerense, el reducto de votos de Cristina Kirchner y lugar, paradójicamente, donde los liberales (libertarios) crecen en la aceptación de los encuestados. El análisis electoral.

Las repercusiones no tardaron en llegar. La nueva orden de la plana mayor del PRO sacudió todos los acuerdos que se estaban gestando en la Legislatura bonaerense. El efecto no sólo fue, en palabras de Macri, distinguirse de la “UCR acuerdista”, sino que Vidal fue más allá y acusó a los radicales de “traidores”, sobre todo por estar dispuestos a aprobar las modificaciones que Axel Kicillof y el Frente de Todos le quieren hacer a la reforma jubilatoria del Banco Provincia, aprobada en 2017, durante su gobierno. La exgobernadora vio en la postura del expresidente, una oportunidad para saldar las rencillas internas que se desataron cuando se aprobó la modificación a la ley de reelecciones indefinidas. Las heridas siguen.

Néstor Grindetti, intendente de Lanús y quién junto a Julio Garro se animó a armar una corriente interna llamada “Hacemos Juntos”, que apunta a sumar peronistas y de otros espacios al PRO bonaerense, analizó el nuevo escenario, se enojó y renunció a su rol de “articulador de las negociaciones” que se daban entre el oficialismo y la oposición en la Legislatura bonaerense. “Empezaron a moverse otros actores que antes estaban sin ánimos o desaparecidos y entraron a romper los acuerdos que estuvieron tejiendo los que tienen a su cargo rol de gestión”, destacó un referente de los intendentes. La bronca es clara y se posa nuevamente en la discusión que porteños versus bonaerenses. “Las decisiones para la Provincia ahora de toman en Puerto Madero”, ironizó otro referente del sector de los alcaldes. El efecto sobre los intendentes.

Con la renuncia de Grindetti, el esquema de acuerdos en la Legislatura se quebró. Hasta ahora Maxi Abad, jefe de bloque de Diputados de Juntos y presidente de la UCR bonaerense y Grindetti, llevaban adelante las negociaciones con Insaurralde. Una pata de esa mesa se rompió y aún no se sabe cómo se rearmará. Sin ese esquema, no solo se afectó la negociación  que se venía gestando sobre la reforma jubilatoria del Bapro, sino la que se tenía aceitada con los cargos para el Directorio del Banco Provincia, la Defensoría del Pueblo y el pliego de Federico Thea para el sillón del Tribunal de Cuentas. Las consecuencias.

En la Gobernación bonaerense la bronca fue generalizada. En momentos donde se calmaron los recelos entre Kicillof con Martín Insaurralde y Máximo Kirchner, la postura dura del PRO llegó como una nueva problemática para la gestión. De hecho, Insaurralde habló con Jorge Macri por teléfono para pedir explicaciones. El tono fue cordial, pero el Jefe de Gabinete fue concreto. “Tendrían que blanquear que los conduce Mauricio Macri”, le dijo. En el despacho de Kicillof hay preocupación, los fantasmas de finales de 2019 volvieron. En esos tiempos agitados, las internas del PRO y sus múltiples interlocutores, pusieron nerviosos a todo el kicillofismo. No quieren revivir esos momentos, menos en tiempos donde la sensibilidad social está más tensa. Escenarios no deseados.

Kicillof y el Frente de Todos confían en que el esquema de acuerdo se mantiene con el radicalismo. Pero son necesarios los votos del PRO. Gran dilema. La vuelta de los halcones al mando del espacio complica ese escenario. Mientras tanto, Larreta apela a seguir con el “estilo blando” y para eso recorrió varios distritos bonaerenses con el mensaje de “bajar la espuma de la interna”, apelar por la “unidad” y mostrarse activos en la gestión. La llegada de Insaurralde y los intendentes al Gobierno bonaerense  oxigenaron la gestión de Kicillof, sobre todo en la diplomacia política con la oposición. El esquema Insaurralde-Grindetti-Abad perdió un pilar (otros dicen que se terminó). El Gobernador y su Jefe de Ministros aún no tienen muy en claro con quien articular y negociar. En la variada tropa bonaerense del PRO tampoco saben a quién responder. Por ahora, muchos amarrillos celebran la vuelta al mando de los halcones, otros solo se acoplan y miran con atención. Los otros integrantes de Juntos, la UCR y la Coalición Cívica, mastican bronca.

Por Juan Alfaro (ALFA)

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