Levantarse todos los días en el mismo lugar, en la misma ciudad, ir todos los días a la misma oficina o trabajar desde tu casa es parte de la cotidianeidad de millones de personas en el mundo. Pero no es la única que existe.
Gracias a la consolidación de internet como servicio esencial en varios países, muchas personas de edades muy variadas (aunque es cierto que la gran mayoría son millenials, es decir, nacidos desde 1981) han logrado trabajar de manera virtual con computadoras o incluso desde sus celulares, lo cual permite que sea indiferente el lugar geográfico donde se encuentre.
Por supuesto que la pandemia del Coronavirus complicó bastante a los nómadas digitales, los cuales se vieron obligados en muchos casos a quedarse en un lugar o incluso volver a sus hogares, debido a las restricciones impuestas en gran parte del globo.
Viajar por el mundo no es algo precisamente nuevo: en la época medieval el mercader italiano Marco Polo (por citar un ejemplo muy atrás en el tiempo) realizó un viaje desde su ciudad, Venecia, hasta los extremos del imperio mongol en la parte más oriental de China, atravesando toda la Ruta de la Seda que unía Europa con Asia, pasando por Afganistan, Persia, Armenia e India.
Los relatos de sus viajes fueron históricos porque se trató del primer intercambio cultural entre la Europa heredera del Imperio Romano de occidente, con la parte más oriental de Asia, en ese momento gobernada por los mongoles. Es decir, dos culturas que sabían muy poco una de la otra.
Más acá en el tiempo el escritor Julio Verne realizó numerosos viajes por el mundo en barcos, lo cual inspiró muchas de sus novelas. El francés incluso llegó a pasar por Argentina, donde transcurren dos de sus novelas: “Los hijos del capitán Grant”, cuya trama se sitúa en la Patagonia argentina; y “El faro del fin del mundo”, el cual existe y se ubica en la Isla de los Estados, a pocos kilómetros de la Antártida Argentina.
Por su parte, el científico Charles Darwin también era un apasionado de los viajes por el mundo y gracias a estos trayectos que realizó a mediados del Siglo XIX, pudo estudiar en detalle a los animales que habitaban en las tierras que visitaba.
Esto le permitió elaborar la teoría de la evolución que plasmó en su libro “El origen de las especies”. El inglés también estuvo en este país, y llegó a recorrer la Patagonia e incluso visitó Bahía Blanca, algo que la ciudad espamenta con orgullo.
Así las cosas, lo novedoso de los nómadas digitales del siglo XXI es sin dudas el uso de las tecnologías virtuales y de internet. Muchos de ellos y ellas utilizan las redes sociales para trabajar o al menos para hacer una especie de “diario íntimo en vivo y en directo” de sus viajes.
Existen personas que consiguen comprar una furgoneta o camioneta la cual transforman en su hogar móvil y recorren continentes con ella. También hay hombres y mujeres que ofrecen servicios de asesoramiento para personas que quieren vivir viajando. Algo así como un couching o entrenamiento para ser nómada digital.
El nomadismo digital como un tipo de trabajo o profesión, pretende ser una forma de vivir que aúna los cambios que se vienen dando a nivel laboral, junto con una decisión de tomar el control de la propia vida y llevarla como a cada uno le parezca desligado de mandatos sociales tales como tener una familia o un trabajo estable.
Claro está que no todos puede largarse a viajar sin rumbo definido por el mundo. Es una decisión que no solo requiere valor, sino también de recursos económicos que permitan tener todos los materiales que se necesitan antes de partir, desde una laptop de calidad hasta una mochila buena y cómoda para llevar todas las cosas necesarias.
Por lo general los nómadas digitales suelen trabajar de manera freelance o como emprendedores; aunque también existen quienes se mantienen en relación de dependencia.
Algunos de los oficios más habituales de un nómada digital son: programador; consultor, asesor o coach online; diseñador web; fotógrafo profesional; copywritter o redactor web para publicidades; traductor web, entre muchos otros.
Esta comunidad se puede encontrar de manera muy activa en las redes sociales, grupos de Facebook, donde se generan debates o se exponen ideas interesantes; cuentas de Instagram y Twitter con muchísimos seguidores.
Recientemente el periodista Fernando Duclos, se hizo conocido por hacer hilos de Twitter con historias de sus viajes por medio oriente y las exrepúblicas soviéticas, lo cual le valió el apodo de Periodistán. Su libro “Un argentino en la ruta de la seda” editado en 2020 por la editorial Futurock tuvo un record de preventas.
También existen aplicaciones como BeNomad, que sirven por ejemplo para encontrar rápidamente lugares con buena conexión a internet; y redes sociales más específicas como CouchSurfing, para contactar otros nómadas digitales o personas que ofrezcan sus hogares para hospedar gente.
¿Vos te animarías a vivir viajando?
Por Juan Manuel Vera Visotsky