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Reunión clave

El kicillofismo exige romper con Cristina: intendentes presionan a Kicillof para cortar con La Cámpora

Tras la derrota electoral, los jefes comunales más cercanos al gobernador reclaman una ruptura definitiva con el cristinismo. Kicillof reunirá el viernes en La Plata a sus 40 intendentes, mientras crece la tensión con Máximo Kirchner y los ministros camporistas. “No hay más margen para seguir conviviendo”, advierten desde el Movimiento Derecho al Futuro (MDF).

29 oct 2025

La derrota electoral del peronismo bonaerense aceleró los tiempos dentro del oficialismo y encendió las alarmas en el entorno de Axel Kicillof. Los intendentes más cercanos al Gobernador consideran que llegó el momento de romper definitivamente con Cristina Kirchner y La Cámpora, a quienes responsabilizan por el revés en las urnas y por haber relegado a los jefes territoriales del armado político. La tensión interna crece a medida que se acerca la renovación de autoridades del PJ bonaerense en diciembre.

A su vez, Kicillof convocó a sus más de 40 intendentes para una reunión clave el viernes en La Plata. El encuentro buscará ordenar la estrategia política del espacio y definir hasta dónde se avanzará en el distanciamiento con el cristinismo. En los despachos provinciales admiten que el Gobernador escucha cada vez más voces que le piden dar un golpe de autoridad para consolidar su liderazgo y dejar atrás la tutela política de Máximo Kirchner.

Entre los intendentes del llamado Movimiento Derecho al Futuro (MDF) predomina una idea: el Gobernador no puede seguir compartiendo poder con un sector que cuestiona su conducción. “O se encamina a la presidencia de la mano de Cristina, como hicieron Scioli y Alberto, o lo hace con quienes lo acompañamos en la elección de septiembre”, sostienen. El reclamo apunta directamente al corazón de La Cámpora, con varios jefes comunales que exigen desplazar a sus funcionarios del gabinete bonaerense.

El intendente de Salto, Ricardo Alessandro, fue uno de los primeros en romper el silencio tras la derrota. “Yo quiero que Kicillof sea presidente, pero teniéndolo a Máximo, a La Cámpora y a Grabois al lado, no creo que sea potable”, lanzó sin eufemismos. En la misma línea, Mario Secco, de Ensenada, cuestionó los intentos del cristinismo por responsabilizar al gobernador y sus intendentes por la caída electoral: “Fuimos las mulas mucho tiempo. Cuando ganábamos por 40 puntos, el que ganaba era otro”.

El malestar también se alimenta de los gestos públicos. La frialdad entre Kicillof y Máximo Kirchner quedó expuesta la noche de la elección, cuando el jefe de La Cámpora evitó aplaudir los agradecimientos del gobernador a los intendentes en el escenario. Ese episodio terminó de sellar una relación que, según admiten en ambos bandos, está “rota”. En el killofismo creen que el quiebre es inevitable y que, más tarde o más temprano, deberá materializarse en el plano político y de gestión.

Los intendentes reclaman además revisar la estructura de poder dentro del gobierno provincial, donde La Cámpora mantiene el control de ministerios y organismos estratégicos como Salud, Ambiente, Cultura, IOMA e IPS. Desde el MDF aseguran que más de 500 cargos dependen de la agrupación camporista y que ese peso interno condiciona las decisiones del Ejecutivo bonaerense. “No se puede seguir gestionando con funcionarios que no responden al gobernador”, resumen en voz baja.

El viernes será un punto de inflexión. Mientras Kicillof busca contener a su tropa y mantener los equilibrios, el axelismo duro le exige avanzar en la ruptura y abrir paso a una nueva etapa sin la tutela de Cristina ni la presión de La Cámpora. En el peronismo bonaerense se respira un clima de definición: o el gobernador asume el liderazgo pleno de su espacio o corre el riesgo de quedar atrapado en una interna que amenaza con devorarlo.

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