13 oct 2025
En un contexto donde el Gobierno nacional profundiza su política de ajuste, el Gobernador bonaerense y su equipo técnico comenzaron a mover fichas en silencio. Axel Kicillof, cada vez más consolidado en el mapa político nacional, está delineando un plan económico centrado en la recuperación del ingreso de la clase media, el sector más golpeado por el rumbo actual. La jugada no es menor: apunta a tener una propuesta sólida si el peronismo vuelve a la Casa Rosada en 2027.
Aunque en su entorno niegan que ya se esté diseñando un “plan de gobierno”, senadores del peronismo confirmaron a LPO que el propio Kicillof deslizó en reuniones informales la importancia de “tener respuestas claras” para cuando la sociedad vuelva a demandar soluciones concretas. La frase que aparece en todas las encuestas “no llegamos a fin de mes”, se convirtió en una brújula para el armado técnico del Gobernador.
Desde La Plata partieron señales claras. Tras el triunfo del 7 de septiembre, emisarios políticos de Kicillof comenzaron a tender puentes con dirigentes del Interior. El objetivo es doble: ampliar el capital político y construir consensos sobre un diagnóstico común, centrado en cómo recomponer el poder adquisitivo de millones de trabajadores formales e informales, hoy asfixiados por la inflación y la recesión.
El tema no es exclusivo del peronismo. En off, referentes de Provincias Unidas, el espacio que reúne a gobernadores radicales y del PRO, reconocen las dificultades para conectar con la clase media. “Nuestro discurso entra bien en sectores altos, pero los trabajadores quieren soluciones inmediatas, no teorías”, admitió un dirigente de ese espacio. El problema, parece, es transversal.
En paralelo, Kicillof estrechó lazos con el sindicalismo peronista. En el Club Atenas de La Plata compartió escenario con Hugo Yasky y “Cachorro” Godoy, dos figuras clave del sindicalismo combativo. En ese acto, el gobernador apuntó contra el relato que ubicaba a los jóvenes como base del mileísmo: “Fue la juventud consciente la que nos dio el triunfo en septiembre”.
Los movimientos, aunque sutiles, dejan entrever que el exministro de Economía no se resigna a ser sólo una figura provincial. Su creciente protagonismo lo posiciona como una de las cartas más firmes dentro del peronismo para encabezar una fórmula nacional. Y en ese escenario, la promesa de devolverle “aire” a la clase media se transforma en un eje estratégico.
Por ahora, Kicillof prefiere los gestos a las definiciones. Pero la guitarra se va afinando: en un país acostumbrado a ciclos abruptos, la idea de tener un plan listo para cuando el péndulo vuelva es, quizás, su apuesta más audaz.
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