Caminaba hacia su casa cuando pirañas lo rodearon, golpearon y arrebataron las pertenencias

El descontrol en el que está sumido el Conurbano bonaerense continúa con la suma de víctimas. En dos hechos que ocurrieron a 50 metros de distancia entre ellos, un joven fue asaltado con la modalidad piraña y un hombre despojado del automóvil a punta de pistola.

En la tarde del último miércoles, alrededor de las 17:45, un muchacho que caminaba hacia su casa por la calle Acheral, fue interceptado por un grupo de malandras que le sustrajo las pertenencias.

Cuando la víctima caminaba hacia la intersección con la calle El Churrinche fue sorprendido por tres sujetos que se movilizaban en un VW Bora color negro y que llegó desde el cruce con La Golondrina.

Los delincuentes, que no exhibieron alguna clase de arma, corrieron sobre el joven al que rodearon y arrinconaron contra la fachada de un comercio. La víctima no se resistió e impedido de escapar pidió que no lo maten.

Los experimentados rastreros le exigieron los objetos de valor al mismo tiempo que lo bolsiquearon y golpearon en la espalda y la cabeza.

Segundos después de arrebatarle la mochila que llevaba a las espaldas, los pirañas abordaron el Bora y se alejaron del lugar.

El segundo hecho ocurrió el jueves 2 de enero, también a las 17:45 y sobre la calle El Churrinche, a solo 50 metros del asalto antes informado.

Un vecino que aguardaba a un familiar a bordo de su Chevrolet Spark, fue atacado por al menos dos delincuentes que se movilizaban en un Ford Fiesta que le cruzaron delante para evitar que escape.

A continuación el delincuente que viajaba como acompañante se abalanzó sobre el vehículo del vecino y, exhibiendo un arma de fuego, se paró junto la puerta del conductor y lo amenazó para que abandone el habitáculo.

El hombre no se resistió, entregó las llaves del Spark y con paso acelerado caminó hacia su vivienda para pedir ayuda.

Los ladrones huyeron con los dos vehículos en diferentes direcciones y hasta el momento sus paraderos son desconocidos.

"Esto es normal en Temperley, por la esquina pasó una mujer con una criatura y no le dio bola a lo que ocurría. No se asustó, no corrió, siguió su camino con naturalidad como si no pasara nada", indicó un hombre indignado.