19 oct 2024
El último miércoles un hombre acabó la jornada con una sabor agridulce. En la mañana se apuró en llegar hasta la Clínica Cruz Celeste, en Villa Luzuriaga, donde la hija iba a traer un hijo al mundo.
Para combatir la ansiedad y sobrellevar la espera, el futuro abuelo se quedó en la VW Suran que estacionó sobre la calle Bermúdez, a 100 metros del nosocomio.
En el mediodía abandonó el rodado y cuando caminaba hacia el centro de salud, fue atacado a traición por tres jóvenes delincuentes que merodeaban por la zona y lo amenazaron con una pistola.
El primero lo tomó del cuello y mientras perdía el arma que llevaba en la mano derecha, lo arrojó al suelo donde cayó de espaldas. En ese momento se le abalanzaron los otros dos que le manotearon las llaves y corrieron hacia el vehículo detenido en la acera de enfrente.
El sujeto más violento se quedó y lo bolsiqueó a pesar que juró que no tenía nada para entregar. Segundos después y antes de seguir a los cómplices, el cobarde le dio varias trompadas como represalia a las patadas que le había arrojado.
Los vecinos y algunos transeúntes lo auxiliaron y denunciaron el hecho al 911. Personal policial que arribó al lugar en dos móviles, lo entrevistaron y luego lo convocaron a la Comisaría La Matanza oeste 3ra. para realizar la denuncia.
Mientras dialogaban con él en el lugar del hecho, uno de los uniformados encontró el arma que perdió el más violento de los delincuentes. Al momento de realizar el secuestro y ponerla a resguardo, el efectivo corroboró que no era una pistola real, era una madera tallada y pintada con un color oscuro.
A pesar de la paliza que recibió, el hombre no sufrió heridas de gravedad y hasta el momento no recuperó la VW Suran.
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