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En la zona norte del Conurbano bonaerense los rateros se encuentran en estado de gracia

Una joven que se dirigía al colegio fue víctima de un violento asalto callejero. En la misma localidad una mechera conocida se ofendió cuando le reclamaron que devuelva o pague lo que había "escondido".

24 abr 2024

Este martes el accionar de un violento ratero y una pareja de mecheros que se mueven en la ciudad de San Fernando, quedó registrado por cámaras de vigilancia de una vivienda y de un comercio ubicado en una transitada avenida.

Poco antes de las 7 un cobarde asaltó a una adolescente que se dirigía al colegio y caminaba por la calle Juncal. El sujeto que caminaba por la acera de enfrente y en dirección contraria, la detectó varios metros antes y en ese momento bajó a la cinta asfáltica y fue a su encuentro simulando desinterés.

Instantes después retrocedió unos metros, le cerró el paso y le intentó quitar el teléfono celular de un tirón. Cuando la muchacha gritó, se resistió y forcejeó, la arrojó a la vereda y le sacó el aparato de forma brutal.

El encapuchado malandra escapó del lugar a la carrera mientras los solidarios vecinos que habían escuchado sus pedidos de ayuda, hicieron pasar a la chica a la vivienda para que se pueda comunicar con la familia.

El segundo hecho ocurrió medio día después, antes de las 19, en un almacén de la avenida Avellaneda. Una pareja que aguardaba ser atendida por la empleada del lugar, detectó un momento de descuido de la joven y hurtó una botella con aceite de cocina.

La encargada del acto delictivo fue la mujer quien, de manera veloz, escondió lo sustraído debajo del abrigo y a continuación lo apretó entre el torso y el brazo.

Momentos después y para continuar con la puesta en escena, le hizo una pregunta a la almacenera que atendía a otros clientes. La joven le respondió y luego, de manera sorpresiva, le reclamó por el aceite que se había escondido.

La mechera, con experiencia en el oficio según los vecinos, simuló estar ofendida y vació la cartera para mostrar que no se llevaba nada. El hombre que permaneció ajeno hasta ese momento, también tuvo un rol: le habló a la empleada de forma amenazante para que no insista con el reclamo.

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