Policiales

Quedó descalzo

Video: motochorros atacaron a chicos que volvían de la escuela, les quitaron la ropa y dispararon a una vecina

Con la cara cubierta por los cascos los asaltaron sin pudor a la luz del día. La intervención de una mujer pudo acabar en tragedia.

9 sep 2023

Las calles de La Matanza "tienen ese algo" que los vecinos conocen muy bien: inseguridad. A cualquier hora, día y modus operandi, los delincuentes se mueven por el partido con total impunidad. La tarde del viernes las víctimas fueron Luciano y un amigo, dos adolescentes que regresaban del colegio en la localidad de La Tablada.

Luciano escuchó el sonido de la moto que se acercaba a sus espaldas por la calle Bolívar, posó la vista en dirección a la esquina de San Pedro y se puso en tensión. Miró a los motoqueros y dio el aviso al compañero, pero fue tarde.

Los rastreros se detuvieron a pocos metros y el pasajero les gritó, a continuación corrió hacia ellos arma en mano y, sin que lo exija, el amigo de Luciano le entregó el teléfono celular y la visera. A pesar de ello el ladrón lo bolsiqueó y palpó en busca de algo más.

Al mismo tiempo el conductor de la moto se abalanzó sobre Luciano y a los gritos lo instó a que le entregue el teléfono celular que, el joven pretendió esconder, y la mochila. El lenguaje corporal de los adolescentes reveló la resignación con la que entregaron sus cosas.

Desinteresado por el contenido del bolso el motochorro y el cómplice, sin guardar el arma de fuego, bolsiqueó al chico.

Ya en la moto y cuando se disponían a escapar, los salvajes cambiaron de opinión y mostraron cual es su ralea: les sacaron una campera y un par de zapatillas.

En ese momento, alertada por las amenazas de los sujetos, una vecina de esa cuadra de Bolívar al 4900 se asomó y les gritó para que no lastimen a los chicos. El motochorro, a pesar que había concretado el robo y su fuga no corría riesgo, se acomodó en la moto y abrió fuego.

La bala impactó en la puerta, a centímetros de la mujer que no podía creer la reacción del sujeto y lo cerca que estuvo de ser malherida.

Los rastreros huyeron por donde vinieron y los chicos, llenos de bronca y frustración, solo pudieron insultar al cielo.

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