Video: asaltaron a un jubilado, le rompieron los dientes y lo mantuvo cautivo dos horas

El domingo a las 6 am La Plata aguardaba el amanecer cubierta de niebla. La oscuridad abrigó al ladrón que caminó por los techos como un gato e ingresó a la vivienda de calle 13, entre 35 y 36. Ángel dormía, pero la pesadilla comenzó cuando despertó.

El delincuente le tapó la cara con una colcha. Comenzaron las amenazas y los salvajes golpes en la cabeza: "Te quedas en el molde o sos boleta", le dijo con voz ronca.

Inmediatamente exigió que el hombre, indefenso y asustado, le entregue el dinero y cualquier elemento de valor que poseía. Ángel no se resistió y sabiéndose perdido le dio la plata que guardaba y la que había sacado del cajero automático, unos 2 mil dólares y 30 mil pesos. Pero quería más.

Mantuvo al jubilado en cautiverio y con la cabeza tapada durante dos horas, intimidándolo y golpeándolo. Lo obligó a recorrer cada ambiente de la casa en busca de más efectivo, recolectando todo objeto valioso o de fácil reventa que pudiese cargar.

A pesar de que no pudo verlo, Ángel dio algunas señas particulares del sujeto: “Tendría entre 40 y 50 años, con voz ronca de fumador, de contextura fornida”, describió.

“No entiendo porque me golpeó con tanta saña, me rompió tres dientes”, relató. Le entregó todo lo que tenía y le pedía más: “Quizá no me entendía o no me escuchaba con la cabeza tapada y por eso me golpeaba más”, lamentó.

Los pesquisas creen que el ladrón pudo contar con un cómplice que lo aguardaba en las inmediaciones de la vivienda, ubicada en el casco urbano de la ciudad de La Plata. También es materia de investigación si el delincuente sabía que la víctima había retirado dinero de una sucursal bancaria y quién se le aportó.

Pasadas las 8 el malviviente dejó atado a Ángel con un precinto y se escapó por donde entró, los techos. Sugestivo, considerando que pudo irse por la puerta principal y corriendo menos riesgos de llamar la atención de algún testigo.

Al quedar solo en la vivienda y con mucho esfuerzo, Ángel salió a la calle y pidió ayuda a los vecinos. Aún tenía la colcha alrededor del cuello y el precinto en una de sus muñecas.