Con el respaldo de un fuerte poder territorial, los intendentes peronistas de la provincia de Buenos Aires comenzaron a posicionarse como actores centrales en la disputa política rumbo a 2027. El desdoblamiento electoral impulsado por Axel Kicillof les permitió exhibir músculo propio, ganar protagonismo y reabrir el debate sobre quién debe suceder al gobernador cuando finalice su mandato.
La elección bonaerense del 7 de septiembre fue clave para ese proceso. En sus distritos, los jefes y jefas comunales lograron triunfos contundentes, encabezaron campañas locales y demostraron que su capacidad de tracción de votos sigue siendo determinante. Ese resultado contrastó con la performance nacional posterior efectuada en octubre, donde el peronismo perdió por un margen estrecho y sin intendentes integrando las listas.
El éxito en el plano provincial fortaleció una idea que empieza a ganar espacio dentro del peronismo: la posibilidad de que, por primera vez, un dirigente surgido directamente de la gestión municipal llegue al sillón de Dardo Rocha. La ausencia de una figura “natural” para la sucesión de Kicillof alimenta esa expectativa y amplía el abanico de nombres en danza.

El desdoblamiento, resistido por sectores vinculados a Cristina Kirchner, fue impulsado con fuerza por más de cuarenta intendentes alineados en el Movimiento Derecho al Futuro, otra de las articulaciones políticas que ayudaron a impulsar la victoria de Fuerza Patria en septiembre. El objetivo era despegar la discusión provincial del escenario nacional y mostrar cuánto valen sus territorios. Los resultados, al menos en la Provincia, les dieron la razón.
Sin embargo, las tensiones internas persisten. Desde el cristinismo duro sostienen que no puede pensarse un proyecto bonaerense sin una estrategia nacional y atribuyen la derrota de octubre a la fragmentación de la campaña. Máximo Kirchner volvió a marcar esa línea al reclamar definiciones claras sobre el modelo de país para quienes aspiren a conducir el PJ bonaerense.
Más allá de las diferencias, la demostración de poder fue clara. Distritos clave del Conurbano como La Matanza, Moreno, Florencio Varela y Malvinas Argentinas registraron victorias amplias del peronismo, con intendentes como principales protagonistas. En muchos casos, sus nombres y rostros fueron el eje de la campaña.

Ese escenario también deja en desventaja a La Libertad Avanza, que carece de una estructura territorial sólida en la Provincia. Sin intendentes propios y con escasa inserción local, el espacio de Javier Milei enfrenta dificultades para disputar el control bonaerense frente a un peronismo que se apoya en su red municipal.
Entre los nombres que empiezan a sonar para 2027 aparecen varias figuras con anclaje territorial: Mayra Mendoza, Mariel Fernández, Jorge Ferraresi, Gabriel Katopodis, entre otros. Todos comparten experiencia de gestión local o provincial y representan distintos sectores del amplio arco peronista.
El principal desafío para los intendentes será romper el techo de conocimiento fuera de sus municipios y construir consensos más allá de sus fronteras. Aun así, el nuevo escenario político, sin liderazgos nacionales dominantes y con la Provincia como epicentro de la disputa, abre una ventana de oportunidad inédita. Para muchos en el peronismo, esta vez, la hora de los intendentes podría haber llegado.