Al menos cinco jóvenes ladrones que se mueven con la naturalidad y el profesionalismo que solo brinda la experiencia, tiene aterrorizada a la localidad de Ciudad Evita. En las ultimas semanas y durante la madrugada, robaron en domicilios ocupados por matrimonios de jubilados o por adultos mayores que no están acompañados.
Las víctimas habrían realizado las denuncias policiales correspondientes pero eligieron no hablar con la prensa por miedo a las represalias de los sujetos que no fueron identificados.
En las primeras horas de este martes, vestidos con prendas oscuras y guantes, capuchas y algunos con barbijos, reaparecieron a bordo de una camioneta tipo familiar e ingresaron a dos casas con el modus operandi habitual: barretearon la puerta principal en la primera y las rejas de una ventana en la segunda.
A pedido de las víctimas las ubicaciones de los domicilios no serán establecidos, solo se marcará un detalle: la distancia entre uno y otro es menor a dos kilómetros.
Faltaban pocos minutos para la 1 cuando cuatro miembros de la banda descendieron del vehículo frente a la casa de la víctima, luego con ágiles y silenciosos movimientos treparon el enrejado y caminaron por la medianera para llegar al jardín delantero de la propiedad.
A continuación y con herramientas que llevaban en una mochila, demoraron menos de tres minutos en violentar el acceso principal y llegar a la dependencia central.
Los sujetos ingresaron a la habitación donde dormía la propietaria, la despertaron e instantes después los planes les fueron desbaratados: un vecino que observó el auto desconocido frente a la casa de la mujer, detectó el ingreso de los ladrones y activó la sirena de la alarma vecinal.
Sin perder tiempo y solo con el teléfono celular de la mujer, que se llevaron para dejarla incomunicada, los sujetos abandonaron el lugar como ingresaron y escaparon con el quinto cómplice que permaneció en el vehículo y ofició de campana.
Una hora después los delincuentes reaparecieron a menos de dos kilómetros y en una vivienda ubicada en cercanías de la Av. Monseñor Bufano. En esta ocasión los delincuentes violentaron la ventana del comedor sin ser advertidos por nadie y, de alguna forma desconocida hasta el momento, sin enfurecer al nervioso perro que dormía en ese lugar.
Los cuatro encapuchados despertaron a la moradora y a partir de ese momento la mantuvieron cautiva y la obligaron a recorrer cada ambiente del hogar hasta las 5:30.
"No la golpearon, la mantuvieron siempre con ellos y sujeta de un brazo que terminó muy marcado. En todo momento le preguntaron donde tenía dinero y las joyas, también porque no usaba alianza de matrimonio", destacó una vecina de la víctima.
Durante el tiempo que permanecieron en la segunda casa revisaron y desbarataron cada placar, alacena y cajón.
"Destruyeron todo en busca de dólares, efectivo y alhajas que no había. Rompieron los forros de los abrigos y viejos tapados de piel, las fundas de los almohadones y los tapizados de sillas y sillones. Sacaron los cuadros, revolvieron e hicieron un desastre en los baños", describió la mujer que asistió a la dueña de casa. "En la cocina vaciaron las alacenas, dieron vuelta los tarros de azúcar, yerba y harina en busca de objetos de valor escondidos", agregó.
Los jóvenes ladrones escaparon con el dinero que hallaron, además con todos los aparatos eléctricos vendibles y dispositivos electrónicos que pudieron cargar en el automóvil.
"Solo dejaron una televisión porque ya no cabía en el auto", confirmó la amiga de la víctima. "Esto es un desastre, cada nuevo comisario que llega es peor que el anterior. No se entiende como la policía no los encontró después de la primera entradera, una hora después estaban acá, a 20 cuadras y con el mismo automóvil. ¿No los vieron o no los buscaron?, señaló la mujer antes de poner voz al deseo de muchos que piden tolerancia cero y mano dura con los delincuentes
"Acá necesitamos un Nayib Bukele, un hombre que acabe con los criminales como él hizo en El Salvador".