PolÃtica
La promesa incumplida que nadie creyó
Atraso cambiario, microdevaluaciones y reminiscencias menemistas. Un gasoducto salvador y una motosierra afilada, que vino para recortar a la educación y a los jubilados.
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Hace algunas semanas, el ministro de economÃa Luis Caputo prometió un Ãndice de inflación para septiembre con un 1 adelante. Lo hizo en una reunión frente a supermercadistas, sector al que esa promesa le pareció poco creÃble, que recibió además presiones para frenar el aumento de precios y que, entre las principales amenazas que escuchó, estuvo la de abrir aún más las importaciones...
El ministro pifió un poco: la inflación de septiembre fue de 3,5%, lo que significa un 101,6% en lo que va del año. En principio, este Ãndice alto, aunque menor al del mes anterior, puede parecer un éxito económico, si observáramos solo la foto. Veamos, mejor, la pelÃcula:
1- Por empezar, preocupa el atraso cambiario. A pesar de que el gobierno intente negarlo, -contradiciendo a la gran mayorÃa de los economistas del paÃs- técnicamente, el peso se viene apreciando desde principios de año. Es decir, el tipo de cambio real mes a mes se ve afectado por la diferencia entre el Ãndice de inflación y las microdevaluaciones de tipo crawling peg del 2% mensual. De igual manera, el uso de las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA) para bajar la brecha cambiaria y contener los dólares financieros es otra variable que preocupa a los argentinos, y también a los acreedores de deuda como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el cual sostiene desde el minuto uno la importancia de la acumulación de reservas y un tipo de cambio competitivo. Con la sumatoria de estas dos cuestiones, nos encontramos transitando el presente veranito cambiario, lo que hace pensar una notoria similitud con el modelo llevado adelante por Carlos Saúl Menem. Eso sÃ, gracias al dólar barato y a costa de no acumular reservas, una minúscula parte de la sociedad va a viajar a Miami y Europa mucho más seguido…
2- El atraso cambiario sumado a la apertura indiscriminada de las importaciones, beneficia a aquellos importadores que compiten directamente con la industria nacional. De igual manera, afecta negativamente a los industriales y productores argentinos que exportan, ya que pierden competitividad, y con este valor del dólar deja de ser rentable vender sus productos al exterior. SÃ, la continuidad de esta pelÃcula ya la conocemos…
Un gasoducto de dólares
Pero entonces, si no estamos acumulando reservas y de hecho son negativas, ¿de dónde salen los dólares que el gobierno usa en el mercado financiero para bancar el veranito cambiario?
En primer lugar, el cambio de la matriz energética a partir de la construcción del gasoducto Néstor Kirchner, iniciado y finalizado bajo la gestión de Sergio Massa como ministro de EconomÃa. Lo que permitió el ahorro de miles de millones de dólares, e incluso la posibilidad concreta y latente de exportación de gas natural desde el yacimiento de Vaca Muerta.
 En segundo término, el aumento exponencial de la deuda pública argentina. Expresada en dólares, en sólo ocho meses de gestión aumentó más USD 87.000 millones.
 Por otro lado, el blanqueo de capitales, que si bien no tuvo todo el éxito que el gobierno esperaba, fue suficiente para llegar sin sobresaltos hasta diciembre y, de esta manera, aportar a la presente calma cambiaria.
Por último, un marcado superávit comercial. Pero que, lamentablemente, no se dio por un récord de exportaciones, sino que se debe a una baja de hasta un 40% de las importaciones relacionadas Ãntegramente a la recesión económica, a pesar del dólar barato.
En conclusión, el veranito cambiario será estacional, cómo lo son todos los veranos. Y por más que el ajuste fiscal continúe, la historia de nuestro paÃs marca que ante un aumento del dólar se mueven los precios internos.
El ajuste lo pagan docentes, estudiantes y jubilados
¿Y el costo? en los últimos meses se pudo observar el ajuste sobre la Universidad Pública, con docentes que ganan salarios por debajo de la lÃnea de pobreza. En términos reales, la poda del presupuesto educativo general nacional va del 40% al 50%. La caÃda real de las becas estudiantiles es del 69%. Los jubilados transitan la misma situación, en poco tiempo perdieron más de un 20% de poder adquisitivo, con adultos mayores que cobran un tercio del valor de la canasta básica de alimentos, en medio de un nuevo aumento en las tarifas de servicios y transporte. Solo por mencionar los casos más importantes de los últimos 20 dÃas.
El panorama no es alentador, basta con analizar el presupuesto nacional para 2025. Los recortes aumentarán aún más. Mientras tanto, y a favor de los sectores para los que dirige sus medidas, el gobierno bajó el impuesto a los bienes personales que paga el pequeño grupo con más riqueza de la sociedad. Esos fondos, que dejan de ingresar, resolverÃan el presupuesto de las universidades y compensarÃan la casi totalidad del recorte a los jubilados.
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