En los últimos días, se volvió viral el pedido del analista financiero Carlos Maslatón para que la provincia de Buenos Aires emita su propia moneda y así hacerle frente al “plan motosierra” del gobierno nacional. En ese sentido, el gobierno provincial no lo descartó, aunque rechazaron hacerlo en lo inmediato.
“La moneda será de papel de alta calidad y circulará anónimamente en el territorio provincial y en cualquier parte del mundo, jamás será crypto ni digital, flotando contra otras monedas y contra bienes y servicios”, explicaba el ideólogo de esta idea.
De igual manera, Maslatón detalló una serie de condiciones que debe respetar una eventual moneda bonaerense. En primer lugar, el depositante no puede cederle la propiedad al depositario por lo cual éste no puede multiplicar secundariamente el dinero.
“Para prestar plata ajena se debe tomar dinero previamente a otro, no hay moneda bancaria pura. No existe para la moneda de la Provincia el contrato de depósito irregular, solo el contrato de depósito regular”, argumentó con posterioridad.
Cabe señalar que, el 6 de septiembre de 1822, el Banco Provincia puso en circulación el primer billete argentino y continuó haciéndolo con diferentes emisiones propias o por cuenta de la provincia de Buenos Aires hasta 1888.

Transformado en sociedad mixta con el nombre de Banco de las Provincias Unidas del Río de la Plata, puso en funcionamiento los talleres de acuñación de la ceca provincial en 1826, emitiendo también monedas metálicas de cobre por casi cuarenta años.
Asimismo, durante la crisis del 2001, se emitió el bono “patacón” que equivalía nominalmente a un peso convertible. Fue tratada como una “moneda paralela” a partir de que, por restricciones impuestas por la Ley de Convertibilidad, la emisión monetaria se encontraba restringida.