Adam Sandler es uno de los actores más clásicos y queridos, por más que sus películas sean a veces fantasiosas, son siempre cómicas y muchas veces directamente delirantes, pero siempre encuentra la forma de integrar a su familia y su propia vida en ella. Aun así, por primera vez, ambos mundos han colisionado de una forma nunca antes vista en la vida del actor.
Por primera vez en su prolífica filmografía, el actor comparte pantalla con sus dos hijas, siendo estas las auténticas dueñas de la función. No es que no hubieran aparecido antes en alguna película del actor neoyorkino, pues ya lo habían hecho en Jack y su gemela o Criminales en el mar. Sin embargo, sí que es la primera vez que la realidad de Sandler pasa al primer plano de la ficción.
Tan real, que el bar mitsvá de la película tuvo lugar a la vez que el auténtico bar mitsvá que vivió su hija menor, Sunny Sandler, y por el cual se pasaron famosos de la talla de Jennifer Aniston, Taylor Lautner o Halsey, quien cantó y posteriormente reveló en un programa que fue la celebración más grande en la que había interpretado jamás: “Era como el Coachella”.
Basada en la novela homónima de Fiona Rosenbloom, “No estás invitada a mi bat mitsvá” cuenta la historia de Stacy Friedman, una joven que está a punto de celebrar su bar mitsvá y quiere que todo sea perfecto, desde que toque una artista como Taylor Swift o Dua Lipa a que vaya el chico que le gusta. Sin embargo, los problemas empiezan precisamente cuando este chico empieza a salir con su mejor amiga, y entre eso y su caótica familia, la joven estará a punto del colapso antes de su ansiada celebración judía.
