Con un patrullero a 15 metros, rompió la reja de un kiosco y lo desvalijó

"Boludo, me robaron", le dijo Facundo al policía que estaba en el móvil del Grupo de Apoyo Departamental (GAD) a pocos pasos y casi de frente al comercio desvalijado. ¿Cómo boludo?, preguntó el ofendido uniformado que estaba de consigna en la esquina de La Matanza. Pasen y vean.

El último viernes, alrededor de las 17, un sujeto encapuchado rompió las rejas de un kiosco ubicado a pocos metros de la esquina de Gral. Pinedo y Alte. Cochrane, en la localidad de Aldo Bonzi. Lo llamativo no es el hecho de inseguridad sino que, en el citado cruce, descansaba una patrulla policial.

Al delincuente no le importó, durante 10 minutos forcejeó y tironeó de la reja hasta que logró zafarla e irrumpir en el comercio. "Con su descuido de "que no vieron nada" a mi hermano le robaron más de 300 mil pesos en mercadería", posteó en sus redes sociales Clara.

El sujeto, que solía dar vueltas por la zona y fue reconocido por muchos vecinos, vació la cigarrera y sustrajo todos los chocolates que encontró en el local.

Facundo y Jazmín, los dueños del comercio, en declaraciones a la prensa aseguraron que les va a costar mucho superar la situación. "Nos robó entre 300 mil y 350 mil pesos, no nos dejó nada para vender", reconoció el joven.

"Trabajamos por la noche y el viernes llegamos alrededor de las 20:30, no podía creer que nos habían vaciado el local. Fui a la esquina a preguntarle a la pareja de policías si no habían visto nada y me dijeron que no. La mujer aseguraba que no podían haber entrado por ahí hasta que vio el estado en que estaba la reja", contó el dueño del local.

El móvil del GAD, contó Facundo, se encuentra instalada hace varias semanas en esa esquina. "Están para cuidar el obrador del ferrocarril, para que no se roben las herramientas que usan para cambiar las vías".

El sábado, el jefe de los efectivos que ese mismo día fueron desafectados de la fuerza, se acercó al kiosco desvalijado. "Estaban de guardia acá pero venían de Morón, el Comisario vino a pedir disculpas y nos dijo que no podía creer lo que había pasado", contó Facundo.

"Es muy triste ver como uno intenta progresar y pasan estas cosas", lamentó Clara. Su hermano y Jazmín abrieron el comercio durante la pandemia, con sacrificio y trabajo se mudaron a un local más grande. Dos años después perdieron todo y deben comenzar otra vez.

El rostro del ladrón