"Por favor, no. Por favor, no", el angustioso pedido de un nene de siete años en medio de un asalto

En el anochecer del miércoles, alrededor de las 19:45, Karina estacionó su auto marca Fiat sobre calle 187 al 1200, a pocos metros de Boedo (Carlos Braggio), en Bernal oeste. Con ella estaba Franco, el menor de sus tres hijos y de 7 años, que regresaba de nadar en un club cercano. Mientras la mujer sacaba bolsos del vehículo y el niño esperaba junto a la reja de la vivienda, comenzó el horror.

Karina vio venir a los tres jóvenes delincuentes, también las dos armas de fuego que empuñaban y le apuntaban. Con la experiencia ganada en asaltos anteriores, extendió el brazo y arrojó las llaves del auto sobre el capot. También soltó el bolso a los pies de un villano que, en definitiva, el caco no se lo llevó.

Instantes después la voz de Franco trajo más dramatismo a la violenta escena. "Por favor, no. Por favor, no…mamá", dijo el nene cuando su inocencia se hacía añicos.

El cuarto malviviente, que la mujer no había visto hasta ese momento, apuntó al niño a la cabeza y le sacó el morral que Karina tenía colgado al cuello. La desesperada mamá abrazó al hijo, lo cubrió como solo una madre puede hacer, y lo protegió del sujeto que corrió hacia el Citroen C3 Aircross color blanco, donde aguardaba el quinto cómplice.

El terrible momento que vivieron estas nuevas víctimas de la inseguridad del Conurbano duró 40 segundos. Tres de los jóvenes ladrones escaparon con el auto de Karina hacia calle Pasco y los otros dos se fueron en dirección contraria, hacia avenida Zapiola.

Esta mañana, en declaraciones televisivas, la víctima confirmó que el auto apareció en las primeras horas a pocas cuadras de la famosa Villa Itatí, en la localidad de Don Bosco, en el mismo lugar donde encontró hace pocos años otro vehículo que le robaron.

Miedo en el barrio

La noche del martes, alrededor de las 22:30, Natividad se bajó del remis con su hijo y una nieta en calle 187 al 1000, a dos cuadras del lugar donde asaltaron a Karina y Franco. La mujer caminó unos pasos, apoyada en un trípode, sin prestar atención al Citroën color blanco que llegó de frente al auto de alquiler que aceleró y se fue hacia calle Boedo.

El vehículo recién llegado se detuvo a metros de la intersección con Monseñor Esandi y de él descendieron cuatro sujetos. De inmediato dos de ellos pusieron las armas en la cabeza de la mujer y el hijo, a quienes sin mediar palabra les quitaron lo poco que tenían encima: billeteras, teléfonos celulares y una bolsa en la que había un tupperware con comida.

En pocos segundos, y ante la mirada de la asustada nena de siete años, los cuatro ladrones abandonaron el lugar a bordo del Citroën y continuaron con el raid delictivo de la noche.

Vecinos de la zona afirman que no son los primeros hechos que comete la misma banda, habrían robado otros vehículos y asaltado a transeúntes que llegaban de trabajar. La ausencia policial y el nulo patrullaje, a muchos los hace pensar que la zona está liberada. El miedo y la angustia se hizo carne en los habitantes de la localidad de Bernal que se sienten abandonados.