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Cronos Noticias » En Foco » 4 abr 2023 15:38

El escenario que no se ve

La piña al mentón que la clase política no está viendo venir

La agresión que sufrió Berni por compañeros del colectivero asesinado genera otra oportunidad para repensar el rumbo del país. Sin embargo, parece que cae en oídos sordos.


  • La piña al mentón que la clase política no está viendo venir

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La compleja y grave situación que representó la golpiza a Sergio Berni el último lunes en la Avenida General Paz, donde se realizaba una protesta horas después del brutal asesinato del colectivero Daniel Barrientos, expone una serie de fragilidades políticas y sociales que emergen como una señal de alarma para todo el sistema político, y no únicamente para el gobierno de turno –que tiene claras responsabilidades en el flagelo de la inseguridad-.

Que el ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires reciba una paliza no es algo que suceda todos los días. Y aunque suene a verdad de perogrullo, la violencia debe ser repudiada en todas sus formas.

Berni defendió la decisión de ir sin avisar al corte en la autopista, y se jactó de “jamás haber huido”. Luego se refirió al asesinato del colectivero como “un hecho no habitual”, y hasta redobló la apuesta al esbozar en las últimas horas la hipótesis “nos tiraron un muerto”. Tampoco faltaron los cruces con Aníbal Fernández. Una estrategia que utilizó en anteriores oportunidades.

Vale recordar la feroz represión de la Policía Bonaerense a la hinchada de Gimnasia en octubre del año pasado, durante un partido con Boca en el bosque de La Plata. El saldo también fue trágico. Un hincha terminó sin vida, pero antes de que se esclareciera el hecho, Berni hablaba de la responsabilidad del club en una supuesta sobreventa de entradas.

Enredado en una lógica conspirativa, el ministro sale a disputar la agenda política y mediática una vez más con aseveraciones que ameritan ser corroboradas.

La voz de Berni aflora mientras el gobernador Axel Kicillof permanece en silencio. Al menos en las primeras 30 horas después del asesinato de Barrientos, y la posterior agresión a Berni, Kicillof no emitió palabra alguna. Sí se reunió con el titular de la UTA, Roberto Fernández.

La creación de una comisión para fiscalizar la instalación de cámaras de seguridad tiene sabor a poco. El mandatario provincial optó por replegarse en una situación que desbordó por todos lados.

La política de prevención del delito queda tambaleando cuando sucede un hecho de inseguridad de esta magnitud. Y más si se trata del Conurbano.

En este contexto, la oposición analizó con detenimiento lo sucedido el último lunes. Las críticas a la gestión en seguridad del Gobierno provincial fueron una constante.

Pero el ala dura opositor fue más allá y no se perdió la oportunidad de sacar tajada de la agresión a Berni. Sin filtro, la titular del PRO, Patricia Bullrich, aseguró que el Gobierno “avala la delincuencia”. El republicano Ricardo López Murphy no quiso ser menos, y acusó al Ejecutivo de “justificar robos y homicidios”.

En el terreno del golpe por golpe, a la exministra de Seguridad le recordaron que, en abril de 2018, Leandro Alcaraz, un colectivero de 26 años, fue asesinado en Virrey del Pino. Los fanáticos oficialistas retrucaron con otro sangriento episodio de inseguridad. También se valieron de la violenta agresión de un efectivo de la Policía de la Ciudad a un colectivero, minutos después del ataque a Berni.

En el medio de esta confrontación constante y permanente entre dos facciones políticas, está la sociedad. No es ninguna novedad. Una deteriorada sociedad que ve cómo las problemáticas de la vida cotidiana no se resuelven, pero además empeoran.

Una sociedad caracterizada por el hartazgo ante una dirigencia que se enfoca únicamente en la rosca política, pero es incapaz de dar respuestas con soluciones integrales.

Y la imposibilidad de mejorar la calidad de vida de la población atañe a todos. A las autoridades políticas actuales y a las que estuvieron años atrás. Al oficialismo y a la oposición, que no siquiera pueden ponerse de acuerdo para sesionar y tratar leyes clave como la Ley de Alcohol Cero o la Ley Lucio, tal como sucedió la semana pasada en el Senado de la Nación.

El contexto es el caldo de cultivo propenso para la irrupción cualquier opción antipolítica. “Esto es una olla a presión”, confesó por lo bajo un legislador opositor a CRONOS. Basta con ver los números de la mayoría de los sondeos. Ningún político supera el 35 % de imagen positiva entre los jóvenes menores de 35 años –más de la mitad del electorado-, arrojó un estudio reciente de la consultora Zuban Córdoba.

La concepción de la política como herramienta de transformación se ha degradado. Y aquellos que tiene la responsabilidad de revertir esta situación, optan por aferrarse a una desgastada grieta que sólo cautiva al núcleo duro y da pertenencia, pero no ofrece soluciones estructurales. Los problemas reales de la ciudadanía van por otro carril.

Por Nicolás S. Alonso

Especial para Cronos Noticias

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