Defensa de los comerciantes: el intendente de Salto echó de la ciudad a presuntas mecheras

El último miércoles, en un local de ropa de la firma Kevingston ubicado en la esquina de Lavalle y Buenos Aires, dos mujeres robaron con la modalidad "mechera". El encargado, que sospechó de ellas, revisó las imágenes captadas por las cámaras de vigilancia y visualizó la maniobra.

De inmediato denunció el hecho y personal policial inició la búsqueda con la colaboración del Centro de Monitoreo de Salto. Los operadores de las cámaras de seguridad analizaron los videos y visualizaron que las sospechosas se movilizaban en un Ford Escort color blanco y "trabajaban" con dos cómplices masculinos.

Con la información recabada la policía de Salto solicitó la colaboración de sus pares de Pergamino quienes las interceptaron a 150 km, en la localidad de El Socorro, y las trasladaron a la comisaría para ponerlas a disposición de la Justicia.

Los investigadores sospechan que las aprehendidas, oriundas de la ciudad de Rosario, se trasladaron a Salto y en dos días habían robado en varios locales, solas o con los cómplices.

"Acá, el mismo miércoles, robaron una laptop", comentó el empleado de un comercio de electrodomésticos.

A pesar de los reiterados hechos delictivos y las imágenes captadas por las cámaras, el Departamento Judicial de Mercedes les otorgó la libertad en pocas horas.

Las sospechosas, con una actitud que roza lo perverso gracias a la impunidad concedida por el juzgado que interviene en la causa, no abandonaron la ciudad de Salto y eligieron una pizzeria céntrica para almorzar y tomar un café.

Esta situación fue detectada por un vecino que les tomó una foto y la compartió en las redes sociales. El portal Salto Hoy, que realizó el video que acompaña esta nota, se acercó a la esquina de 9 de Julio y Buenos Aires, y comentó con el Intendente Alessandro lo que estaba ocurriendo.

Mecheras en acción

Pocos minutos después arribaron al local gastronómico el periodista de Salto y el indignado jefe comunal, quien es reconocido por su vehemencia y pocas pulgas, que no dudó en hacer lo que pedían todos los habitantes de la ciudad, en particular los comerciantes: "Afuera del pueblo, atorrantas", las echó.

Las sorprendidas y presuntas mecheras, sin negar las acusaciones del cinco veces intendente, se pusieron de pie cubriéndose el rostro ante la cámara y abandonaron el lugar sin pagar el café que estaban bebiendo.

Ante las preguntas del periodista, que las siguió dos cuadras, las mujeres se mantuvieron en silencio y apuraron el paso. El "acoso" de la prensa, como un loop del destino, finalizó en la esquina de Lavalle y Buenos Aires, en la puerta del local Kevingston.