Ansiedad y un pedido de una brújula ante las indefiniciones

Son tiempos turbulentos. Y en medio de nuevas escaramuzas verbales entre funcionarios de Nación y Provincia fue confirmado el desembarco de gendarmes al Gran Buenos Aires ante la estructural crisis de inseguridad como eje principal de la demanda ciudadana.  

Esa decisión también refleja cierta situación de indiferencia por parte de la Casa Rosada con la gobernación de calle 6, y en particular la “falta de diálogo” contra la figura del siempre controvertido ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni. 

De hecho, su par nacional Aníbal Fernández contestó con bastante frialdad: “Muchachos, si ustedes están viendo otro canal, yo no tengo la culpa”.

“Kicillof sigue demostrando que hace mucho perdió la brújula de la Provincia, si es que alguna vez la tuvo”, dicen desde el esquema legislativo opositor.  Y agregan; "Se registra un crecimiento importante de hechos delictivos en general, pero sobre todo y en el marco de ese gravísimo crecimiento del narcotráfico, los bonaerenses asistimos al triste espectáculo de peleas inútiles entre los ministros de la Provincia y de la Nación”. 

Dentro del oficialismo, en tanto, siguen las disputas y las indefiniciones, pero asoma un objetivo de máxima: poder reconstituir el desencanto del electorado peronista ante la crisis en un contexto de inflación creciente. 

En paralelo, más de 70 sindicatos de la CGT Regional formalizaron su unificación para empujar la postulación por la reelección del gobernador Axel Kicillof. La foto tuvo como consigna mostrar al movimiento obrero, como columna vertebral del PJ. 

No sólo Kicillof abrochó el apoyo del aparato sindical, también hubo claras insinuaciones al ministro de Justicia, Julio Alak  para que “recupere” en términos electorales el municipio platense y sea quien enfrente al macrista Julio Garro en la elección. 

También siguen los tironeos dentro de Juntos por el Cambio. Y así, como para los socios “amarillos” de la coalición opositora, el radicalismo bonaerense “tiene menos músculo que Homero Simpson”, desde la vereda gubernamental se sostiene que “algunos funcionarios y referentes de la cúpula bonaerense del FpV “tienen menos garra que un osito de peluche”, frente a cuestiones de coyuntura nacional. 

Como dice el dicho popular, “a río revuelto ganancia de pescador”. Esa parece ser la estrategia del radicalismo bonaerense por estas horas. Más precisamente del oficialismo partidario, encabezado por su presidente Maxi Abad. 

Es que el legislador marplatense ha sabido encarrillar su candidatura, blindándola con todo el aparato provincial del partido, y ahora se sienta cómodamente a ver cómo los socios amarillos logran desenredar la maraña interna que han venido tejiendo estos últimos meses. 

Y en ese río revuelto que es el PRO parecen descansar las aspiraciones de Abad. Una de las novedades domésticas, es que de darse una interna a nivel nacional y de la PBA, el sector de Patricia Bullrich podría acompañar una candidatura radical en tierras bonaerenses. Sería un pleno del jefe de bloque de diputados de Juntos. 

Nada está dicho, pero es una posibilidad al fin. Del otro lado, el lanzamiento presidencial de otro radical, el jujeño Gerardo Morales, tuvo un bajo impacto en el escenario interno, quizá porque su socio principal, el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, hoy estaría en baja en las encuestas. 

El estado de situación dentro de Juntos por el Cambio marca que habría internas presidenciales entre Bullrich y Larreta, con fórmulas cruzadas con el neurocirujano Facundo Manes y Morales.  

El dilema principal está en la boleta bonaerense, entre quienes piensan que una sola fórmula apoyada por “todos” es la mejor herramienta para derrotar al Frente de Todos, y otros que la mejor estrategia es la competencia entre dos fórmulas fuertes. 

Una tercera posibilidad, hasta el momento no explicitada públicamente, es la que estaría impulsando Elisa Carrió, quien desea y trabaja para que el libertario José Luis Espert participe de la PASO dentro de Juntos, y así poder sumar unos cuantos puntos para la general.   

Todo este panorama podría cambiar de acuerdo a la decisión que finalmente tome el ex presidente Mauricio Macri, sobre sobre si buscará su “segundo tiempo” en el sillón de Rivadavia, o irá por una revancha en el club de sus amores, Boca Juniors.  

Paradójicamente para el hacedor del PRO, sus herederos parecen no reconocerle méritos, queriéndolo jubilar antes de tiempo, mientras que en el club donde cimentó los años más gloriosos del xeneize, hasta Juan Román Riquelme parece haberle vedado toda participación.  Competitivo como es, a lo mejor buscará recuperar esos espacios perdidos.   

Algunos de estos dilemas quizás comiencen a dilucidarse en abril, cuando se reúna la Mesa provincial de Juntos por primera vez en el año y con nuevos interlocutores por parte del PRO. Según trascendió, la principal preocupación pasará por elegir un método de elección de candidato.

Por Ricardo Salas

Fuente: lanueva.com