Disputas internas que no disimulan la realidad

La coyuntura parece indicar que convivimos con una crisis política por matices ideólogicos de una grieta que se construyó entre la plana mayor de la dirigencia política mientras la población no encuentra respuestas concretas a sus principales demandas, ya sean económicas, por la inseguridad o la pobreza.  

El cambio climático también parece estar potenciando la intensidad de turbulencias internas de la coalición gobernante.  La inflación golpea de lleno en la línea de flotación electoral del barco peronista del Frente de Todos, aunque nadie quiere arrogarse la “paternidad” del modelo. Difícilmente, ante ese panorama, Cristina de Kirchner pueda lograr despegarse de la gestión de Alberto Fernández, el presidente que ella misma patrocinó. 

En paralelo, los legisladores bonaerenses de la oposición, desde Juntos hasta los libertarios se colgaron de la última subida inflacionaria para pegarle al gobierno K. 

“El dato de la inflación golpea severamente el bolsillo de los sectores vulnerables de la provincia”, advirtió el senador por la Sexta de Juntos, David Hirtz. 

De hecho, no pocos actores protagónicos del FdT parecen querer disputar una partida de ajedrez táctico, jugando a ser oficialistas y opositores al mismo tiempo, tras el acuerdo con el FMI y el rumbo económico. El mayor desafio para el oficialismo, tal vez, sea buscar bajarle el tono a las diferencias entre “albertistas” y “camporistas”.  

El dato político más relevante corrió por cuenta del precandidato presidencial de Juntos por el Cambio, Horacio Rodríguez Larreta, cuando garantizó -al igual que el exmandatario Mauricio Macri en 2015- que él bajará la inflación y que para eso cuenta con un plan integral. 

En resumidas cuentas, dentro del imperturbable microclima político, tanto desde el lenguaje verbal como gestual, las escaramuzas internas de poder real entre actores del oficialismo como en la oposición no dan respiro. 

Con el calor insoportable como escenario de fondo, el gobernador Axel Kicillof sigue junto a su “militante” staff ministerial anunciando obras o repartiendo nuevas ambulancias a hospitales municipales como cuestiones propias de la gestión, a modo de ir proyectando y reforzando su candidatura a la reelección en la Provincia. 

“No hay que bajar al territorio, señor gobernador, hay que subir a la militancia a los lugares", le encomendó en público días atrás Máximo Kirchner, el jefe del PJ bonaerense por “portación de apellido”, y que, según el picante ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, no se sabe de qué trabaja.  

Kicillof sabe de la imposibilidad de despegarse por completo de la gestión de Alberto Fernández, aunque se permite periódicamente plasmar ciertas evaluaciones sobre el rumbo económico. 

“Necesitamos es la recuperación de los salarios y los ingresos, y mejorar la distribución”, sostuvo frente a la inflación. Pero destacó la responsabilidad de la gestión del tigrense Sergio Massa en Economía. 

A tono con el modelo discursivo actual, Kicillof volvió a cuestionar a la oposición legislativa por no haber colaborado para encontrarle una salida al conflicto en torno a la ley de reforma jubilatoria aprobada durante el gobierno de María Eugenia Vidal, tras el fallo de la Suprema Corte que suspendió la Ley Bapro.  

A través del aparato gubernamental también “invitó” al arco opositor a sentarse nuevamente a “negociar”. Es que después de varios años de reclamos, fue la Corte bonaerense la que decidió frenar la normativa la ley que instauraba en 2017 el régimen de movilidad jubilatoria que implicaba una reducción de haberes de 82% a 75%, y aumentaba también la edad de jubilación para las mujeres. 

En la Provincia también se analizan otras cuestiones domésticas. Desde hace años, los referentes amarillos del PRO se acostumbraron a manejar el poder con exclusividad, la coalición funcionó como un armado electoral y no como una coalición de gobierno. Eso la UCR no lo puede dejar pasar por segunda vez, señalan algunos radicales desde el circuito parlamentario bonaerense. 

El expresidente Macri desde su rol de arquitecto y constructor del PRO sabe también que el capital político acumulado estos últimos 20 años se basó pura y exclusivamente en la gestión porteña, y en la ventaja comparativa que le da tener ese aparato de su lado a la hora de sentarse en una mesa de negociación con otros socios. 

De igual forma, parece clave la unidad en Juntos por el Cambio ante la crecida en las encuestas de imagen y no de intención de voto de los libertarios. Y no sólo del economista Javier Milei y su propuesta “antisistema”, sino que en la Provincia la figura de José Luis Espert también avanzó un par de casilleros. 

Si bien para algunos sectores del armado opositor esto podría ser una buena noticia, como en el caso de Patricia Bullrich por ejemplo, para los moderados que se encolumnan detrás de la figura de Rodríguez Larreta o Diego Santilli en la Provincia, es un dolor de cabeza a la hora de pensar el futuro armado electoral. 

Está claro que hoy los que abrevan en los discursos más duros y en las políticas más liberales, son los que mejor posicionados están, aprovechando el malhumor social y  la “frecuente práctica de antiperonismo de aquellos que expresan un futuro de división, odio y resentimiento”, según expresaba un grupo de funcionarios comensales en una tradicional cervecería céntrica platense´, cercana a la Gobernación. 

Por Ricardo Salas

Fuente lanueva.com