El oficialismo proyecta y la oposición busca ordenarse

Dentro del esquema legislativo del Frente de Todos bonaerense coinciden con el diagnóstico del tigrense Sergio Massa, el ministro a cargo de las áreas más sensibles de la economía, la agricultura y la producción en el Gobierno nacional, cuando días atrás dijo que el objetivo es reducir gradualmente la inflación.  

El mayor problema pasa por “estabilizar la economía y que se perciba una sensación de recuperación del poder adquisitivo”, se escuchó durante una charla informal en las diagonales.  

Es que el oficialismo entre todas sus variantes domésticas necesita muchas cosas para volver a ser competitivo electoralmente en 2023. Y claramente, bajar los niveles inflacionarios es una de las prioridades de esa agenda proselitista. Pero no alcanza sólo con eso: será necesario, además, terminar con los “tironeos internos a cielo abierto” para que el FdT vuelva a ser creíble como alternativa a Juntos por el Cambio (JxC) de cara a los comicios de 2023.

Entre el laberinto del oficialismo y el desorden interno de JxC crece el descreimiento social. Algunos libres pensadores del universo peronista-kirchnerista sostienen que una estrategia viable pasa por mejorar la gestión política en materia discursiva.

“A pesar de las dificultades económicas cotidianas hay que empezar a militar optimismo y contagiando esperanza en la sociedad”, dicen.

Y al mismo tiempo apuntan a que los libertarios, con el economista Javier Milei, a la cabeza, sostenga una candidatura propia por fuera de JxC, usufructuando el descreimiento cada vez más grande en la política tradicional. Todo esto sumado daría chances ciertas, especulan. Es fácil de describirlo, pero una quimera ejecutarlo. 

“Si esto empezará a suceder, las internas de la alianza entre el PRO, los radicales y la Coalición Cívica podrían visibilizarse mucho más de lo que hoy se deja ver y que no son pocas”, subraya un portavoz parlamentario con llegada directa al corazón del oficialismo.

En paralelo y mientras espera la sanción legislativa del Presupuesto 2023, el gobernador bonaerense Axel Kicillof le pidió a sus ministros “reforzar la presencia territorial” para compartir estrategias concretas y proponer un “ida y vuelta” con los intendentes de los 135 municipios, sean propios o ajenos. 

Es que la sensación térmica indica que no pocos en el esquema de Juntos están preocupados por el crecimiento de los libertarios en las encuestas. Y no sólo de Milei, sino que en la Provincia también avanzó mucho la figura del también diputado y economista José Luis Espert.

Si bien para algunos sectores del tablero opositor esto podría ser una buena noticia -como para Patricia Bullrich, por ejemplo- para los moderados que se encolumnan detrás de la figura del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta o su delfín Diego Santilli en la Provincia, es un dolor de cabeza a la hora de pensar el futuro armado electoral.

Está claro que hoy los que abrevan en los discursos más duros y en las políticas más liberales, son los que mejor posicionados están. 

Parece que la política argentina está destinada a moverse con la grieta ideológica como elemento ordenador, del cual todos reniegan, pero que al final todos utilizan.

Más aún con el protagonismo que han cobrado en los últimos meses los sectores más duros del kirchnerismo dentro del Gobierno nacional. Las diferencias que se marcaban por lo bajo ya no se disimulan, y hoy está claro que el modelo y el proyecto de la vicepresidenta Cristina Kirchner no es el mismo del presidente Alberto Fernández.

Encima la política depende en alguna medida del pulso futbolístico. Se sabe, un buen Mundial de la Selección Argentina -ni hablar en caso de ganarlo- serviría para pasar este último mes del año con la cabeza en otra cosa que no sea el precio del dólar o la suba de los alimentos.

Esta vuelta a la centralidad política de CFK alimenta entonces la centralidad de los sectores más ultras de Juntos. A caballo de esto, Mauricio Macri como jefe supremo del PRO también buscaría salir a la cancha para jugar su "segundo tiempo".

Hoy esa chance parece lejana, porque el expresidente ya no representa a los moderados de la oposición y está lejos de los socios fundadores de Cambiemos en 2015, como los radicales, y casi sin diálogo con Elisa Carrió. Además de todo eso, en la actualidad su exministra Bullrich quien pareciera ser la que mejor expresa a sus propios seguidores.

No obstante, la carrera es larga y muchas cosas pueden pasar, en un año que termina al límite con la inflación, y avizorando un 2023 que no será un camino de rosas para la economía. Y como dijo un dirigente avezado en estos combates electorales, “hoy es tiempo de acumular, y después se verá para qué le da a cada uno”.

En la Provincia lo que parecía ser una carrera cómoda para Santilli, dentro de la interna de Juntos, hoy no está tan claro. Al calor del avance de Bullrich y los libertarios, otros dirigentes se lanzaron a ocupar ese espacio, como el senador Joaquín de la Torre, el exministro vidalista Cristian Ritondo, o los alcaldes Néstor Grindetti y Javier Iguacel.

Por el lado del radicalismo todo parece estar más claro, sobre todo ahora que ya lanzó su propio candidato a gobernador, que no es otro que el actual jefe partidario y titular del bloque de diputados de Juntos, Maximiliano Abad.

Casi nadie cree que finalmente será él quien encabece la boleta de Juntos por el Cambio. Más bien creen que se trata de una maniobra para posicionarse en la futura fórmula, pero de todas maneras, y en un contexto de tanta volatilidad, quizás los armados nacional y porteño puedan depararle alguna sorpresa a esta definición.

Por Ricardo Salas

Fuente: lanueva.com