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Cronos Noticias » Sociedad » 25 nov 2022 13:48

Dolor popular

Te extrañamos todos los días, Pelu

Se cumplen dos años del fallecimiento del gran Diego Armando Maradona y su recuerdo quedará grabado en la memoria de todo el pueblo argentino.


  • Te extrañamos todos los días, Pelu

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Todos nos acordamos qué estábamos haciendo el mediodía del 25 de noviembre de 2020, cuando los medios nacionales anunciaban la partida del mejor jugador de fútbol de todos los tiempos. ¿A qué planeta te fuiste? Barrilete cósmico. Desde acá te recordamos siempre.

No solamente los y las amantes del fútbol lo extrañan, sino toda persona a la que le interesan las causas populares. Porque, además de ser el mejor futbolista de la historia, fue uno de los mayores representantes y defensores de todas las causas que atentaban contra el pueblo argentino y de América Latina.

Nos acordamos de La Mano de Dios, pero también cuando defendió a los jubilados mientras sufrían un terrible ajuste en la década del 90 y que fue uno de los pocos que se manifestó a favor del pueblo boliviano en su reclamo por su salida al mar. Además, por defender a cada deportista que se puso una camiseta celeste y blanca para representarnos en cualquier rincón del globo terráqueo. En la memoria quedará la histórica corrida ante los ingleses, que después de matar a nuestros soldados en Malvinas. Diego fue el artífice de esa pequeña revancha, que dejó en ridículo al imperio ante los ojos del mundo.

Criticado por unos pocos, pero amado por la gran mayoría el pueblo argentino, Pelusa tuvo esas contradicciones que le pueden pasar a cualquier ser humano. Quien supo describirlo a la perfección fue Eduardo Galeano, cuando expresó: “Diego Armando Maradona fue adorado no sólo por sus prodigiosos malabarismos sino también porque era un dios sucio, pecador, el más humano de los dioses. Cualquiera podía reconocer en él una síntesis ambulante de las debilidades humanas, o al menos masculinas: mujeriego, tragón, borrachín, tramposo, mentiroso, fanfarrón, irresponsable. Pero los dioses no se jubilan, por muy humanos que sean. Él nunca pudo regresar a la anónima multitud de donde venía. La fama, que lo había salvado de la miseria, lo hizo prisionero".

Lamentablemente, así vivió durante sus últimos días de su vida. Prisionero. Manipulado por personas que querían sacarle hasta el último centímetro de alma, aprovecharon sus problemas de salud y adicciones para hacer lo que quisieron con él, alejarlo de su familia y sus compañeros de México 86. Por suerte, el pueblo lo recuerda de otra manera. Con el amor que se merece, por ser nuestra bandera a lo largo y ancho del planeta Tierra. 

Poco importó la pandemia del Covid-19. Cuando miles de personas fallecían por esa maldita enfermedad, otros millones se acercaron a Plaza de Mayo, la cancha de Argentinos Juniors, Gimnasia y Boca para despedir a su ídolo. Allí no importaban las grietas, ni los clásicos futbolísticos. Peronistas, Radicales, e hinchas de todos los clubes del país se tomaron el tiempo para despedir a uno de los referentes más grandes de la historia nacional.

Por suerte, Pelu ya no sufre. Parafraseando a Indio Solari, Diego "se encuentra en las plateas más altas", junto a Doña Tota y Don Diego, observando todo lo que ocurre en suelo argentino. Su bandera está en cada estadio, movilización y en todas las causas populares del país. Porque eso fue, un pibe de barrio. Que por hacerle un golazo a Inglaterra, el mejor futbolista de la historia será recordado de por vida. En el planeta de los mortales, lo recordaremos siempre. Esperemos que desde Qatar, nuestra Selección Argentina le de una alegría a él, que nos alienta en el cielo de los dioses.

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