¡Siga el baile! Los vio venir, no pudo hacer nada y le sacaron la camioneta en Avellaneda

Los seres humanos debemos aprender de los animales y prestar atención a las señales que el cuerpo le envía al cerebro. Muchos de quienes sufrieron un robo callejero o aquellos que lo vivieron trabajando en un local con atención al público, repiten: “me la vi venir” o “apenas aparecieron supe que eran chorros”.

Algo que podríamos identificar como instinto de supervivencia o detección del peligro, dispara la alarma, pero pocas veces se le presta atención.

Esta situación quizá pueda describirla el dueño de la 4x4 que, en la noche del último sábado y minutos antes de las 21, fue atacado por cuatro sujetos fuertemente armados.

La víctima, vestido de entrecasa, salió en busca del rodado estacionado sobre la vereda en la calle Beguerestain al 2200, en Avellaneda, y vio llegar un auto gris que estacionó en la acera de enfrente. Los miró y titubeó, pero ya era tarde, supo que eran delincuentes apenas se detuvieron, antes de que se abrieran las puertas y corrieran hacia él con las pistolas en la mano.

El asalto se concretó en un minuto, lo amenazaron y el levantó los brazos, soltó las llaves y retrocedió hasta chocar con la fachada de las viviendas. Dos de los ladrones subieron rápido a la camioneta mientras un cómplice volvió al auto robado, en el que llegaron, a buscar algo que había olvidado.

La víctima, asustada, no bajaba los brazos y rogaba que todo termine. Solo pedía que el sujeto que no dejaba de apuntarlo con un arma no lo hiera o lo mate. Con los delincuentes a bordo de la 4x4 creyó que todavía había terminado, pero se equivocó, faltaba algo.

Los malvivientes no sabían poner en marcha el rodado, la caja de cambios automática no estaba dentro de sus conocimientos básicos. Dos se arrojaron sobre el desesperado hombre y lo obligaron a poner la caja en acción manual.

Luego de un pequeño cabeceo de la trompa, los cuatro sujetos salieron disparados con un nuevo vehículo en busca de una nueva víctima.