Video: durísimo golpe a banda narco integrada por presos, barras bravas y policías

En las últimas horas, la división de Delitos Complejos y Crimen Organizado de la Policía bonaerense, llevó adelante múltiples allanamientos ordenados por el fiscal Juan Cruz Condomí Alcorta, y desbarató a una banda mixta que operaba especialmente en la zona sur del Conurbano bonaerense.

Este grupo criminal estaría conformado por barras bravas del club Los Andes, un efectivo de la policía porteña y la tristemente célebre “Banda de la V6”, cuyos integrantes están detenidos en los penales de Sierra Chica y Campana, y la cárcel de Lomas de Zamora.

La investigación que lleva adelante el Dr. Condomí Alcorta, titular de la UFI descentralizada de Presidente Perón, del Departamento Judicial La Plata, derivó en sendos allanamientos en las localidades de Lavallol, en Lomas de Zamora, y Virrey del Pino, en La Matanza.

En los 11 procedimientos ordenados por la Justicia, se detuvo a tres mujeres y cuatro hombres. Además, se secuestraron drogas, autos y camionetas de alta gama, armas y chalecos anti balas, dinero en efectivo y celulares. También bombos y banderas del club Los Andes, que pertenecen a “La Descontrolada”, como se denominaría la barra brava del club de Lomas de Zamora.

Quienes ya estaban detenidos y los nuevos aprehendidos, estarían acusados de narcotráfico, homicidio y promover el sicariato, asociación ilícita, secuestro y robo.

Un cadáver calcinado: el inicio de la investigación

El 5 de octubre de 2021, en un descampado ubicado en la calle Alfonsina Storni y calle 102, de Guernica, fue hallado el cadáver de un hombre con quemaduras en un 70 por ciento de su cuerpo.

Días después, los investigadores lograron identificarlo: era Ezequiel Emanuel Santana, alias Canino, de 31 años y oriundo de Lomas de Zamora. Su familia había hecho una denuncia por averiguación de paradero en la Comisaría 3 de Esteban Echeverría.

La investigación de este brutal asesinato recayó en Condomí Alcorta, fiscal subrogante de la UFI Nº1 descentralizada de Presidente Perón, quien trabajó con la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI), de San Vicente.

El primer paso para dilucidar el crimen, e identificar a los responsables, fue desandar los últimos movimientos de Santana. El dato lo dio la pareja de la víctima: “Canino se fue con un tal Nahuel a una quinta de Esteban Echeverría”, informó.

“Nadie de la familia lo volvió a ver, pero envió un mensaje por WhatsApp. Estaba marcada la dirección en un mapa, y decía que el amigo lo había traicionado”, declaró la mujer.  

Los investigadores, lentamente, reconstruyeron las últimas horas de Canino. Aseguran que el martes 5 de octubre se había encontrado con un conocido, posiblemente Nahuel, y pasó por su vivienda antes de dirigirse a la reunión en la quinta de Guernica. Pero el encuentro en realidad era una trampa.

“Fue una venganza, los compinches de Santana lo acusaban de haberles robado 13 millones de pesos”, afirmaron los investigadores.

“En la cuadra donde vivía la víctima hay una cámara de seguridad, en las imágenes que se secuestraron se lo ve a Santana llegar con una persona en un Ford Ka antes de partir hacia la celada que lo aguardaba”, relató un pesquisa. “Horas más tarde el mismo vehículo regresó a la zona, sin la víctima, pero con varios hombres, quienes ingresaron a la vivienda a buscar algo”, continuó.

Fuentes judiciales aseguraron que, con las imágenes y las declaraciones del círculo cercano a Santana, los investigadores identificaron a Nahuel G. y a todos los sospechosos de planificar y llevar adelante el asesinato de Canino. Además, se estableció que la víctima tenía un rol principal en la organización criminal.

“La Banda de la V6”

La investigación comenzó a acelerarse y los pesquisas lograron vincular a los sospechosos con robos en la zona de Villa Centenario y otras localidades de Lomas de Zamora.

El nombre de la organización nació luego del robo en un country de Nordelta, donde consiguieron un botín de más de medio millón de dólares. Con ese dinero mal habido, para festejarse y celebrar ese importante triunfo, cada miembro adquirió una camioneta VW Amarok con motor V6.

“A partir de ese momento, en cada entradera que llevaron adelante, se movieron con ese tipo de vehículos”, detallaron fuentes judiciales.

Pero la organización no se dedicaba solo a los robos en barrios privados, también mejicaneaba a otras bandas narcos y por su lado vendían el producto robado. En este punto el protagonista sería un hombre que está detenido en la Unidad 24 de Florencio Varela: Facundo Ariel L., de 24 años.

“Él se encargaba de ‘marcar’ a las bandas a las que iban a mejicanear”, afirman voceros judiciales. “El botín de uno de estos robos, habría sido el motivo por el que mataron a Santana. Se cortó solo y la banda no lo perdonó”, sostienen las mismas fuentes.

Cuando la traición llego a los oídos del líder, que sería Luciano Leonel G., alias León, de 27 años, la suerte de Canino estaba echada. Lo citaron a la quinta de Guernica con la excusa de planear los próximos pasos de la organización, pero la reunión fue una sesión de tortura para que el traidor confiese y entregue lo que les había robado.

Horas después, Ezequiel Emanuel Santana fue asesinado. La operación de autopsia determinó que lo prendieron fuego cuando aún estaba vivo en el descampado de Guernica.

Dos meses después, a mediados de diciembre, el fiscal Condomí Alcorta, tuvo el rompecabezas armado y le encargó a la división Crimen Organizado de la Policía Bonaerense, la realización de 14 allanamientos en viviendas de: Lomas de Zamora, Quilmes, Escobar y Florencio Varela.

Leonel G. fue detenido en Temperley y vivía como un potentado. En su casa, para protegerse de la inseguridad imperante o de allanamientos policiales, tenía un sistema de cámaras de seguridad con reconocimiento facial. A Facundo L., el encargado de marcar a los narcos, le requisaron la celda y encontraron cuatro celulares.

Otro procedimiento se realizó en una mansión del country Náutico Escobar, allí secuestraron un Rolex Oyster Perpetual de oro, valuado en diez mil dólares, y una pistola que escondían bajo el jacuzzi.

En el resto de los allanamientos, los efectivos policiales encontraron: nueve pistolas y revólveres, dos cajas fuertes y máquinas para contar billetes, costosas joyas de marca Bulgari, y televisores de 75 y 85 pulgadas.

También una gran variedad de vehículos: una moto de agua Sea Doo 1650, dos VW Amarok V6, un Audi A5, un Toyota Etios y un Peugeot 208, una VW Crossfox, un Ford Focus y una Chevrolet Spin.  Además, una motocicleta Gilera Smash 110 y otra marca Suzuki.

Otro personaje conocido por la justicia quedó vinculado a la causa y se sospecha que podría ser la primera cabeza de la organización: Sergio Orlando L P, alias “El negro sombra”, acusado de liderar una banda de secuestradores y de otros tantos homicidios. El negro sombra fue hallado y notificado de esta nueva causa en una Comisaría de Lomas de Zamora.

También se detuvieron a la inspectora de tránsito Pamela Alejandra R. (35) y a Sebastián Daniel E. (33), quienes alquilaron la quinta en la que mataron emboscaron a Santana. Quien se mantiene prófugo es Nahuel Hernán G., en cuyo domicilio encontraron una pistola que pertenecía a un Policía de la Ciudad, quien sospechosamente no había denunciado su pérdida o robo. Esta situación determinó que se lo vincule a la causa y el fiscal lo llame a indagatoria.

“El fiscal pidió su detención, pero el juez de garantías no lo autorizó, Condomí Alcorta quiere saber porque el arma del policía porteño estaba en poder del presunto criminal”, confiaron fuentes cercanas a la investigación.

39 celulares: la llave de la nueva investigación

En los allanamientos y detenciones de diciembre, los investigadores secuestraron varios teléfonos celulares. En las conversaciones que se recuperaron de los aparatos, surgieron tres nombres claves en la banda: Alan B P., C I Paz., hermana de uno de los líderes, y Agustina L.

Alan B P. es efectivo de la Policía de la Ciudad y su rol sería el de investigador y fuente de información para la banda. Se lo acusa de realizar contra inteligencia, era quien comunicaba a la organización si la estaban investigando por algún hecho, valiéndose de las bases de datos policiales. Además, haría seguimientos e investigaba a clientes y futuros compradores.

Las mujeres están acusadas de ser las encargadas de comercializar los estupefacientes que la banda controlaba: cocaína, marihuana y pastillas. La venta de drogas es el vínculo de la organización criminal con la barra brava de Los Andes. La Gloriosa Nueva Banda de Los Andes, así se reconocen, estaba integrada y liderada por la facción denominada “La descontrolada”, que sería controlada por una familia de apellido Paz.

En los allanamientos y detenciones que se realizaron en las últimas horas, se secuestraron teléfonos celulares y se analizaron las conversaciones que los acusados mantenían por WhatsApp.

Entre los mensajes, que querían ser elípticos, hablaban del tráfico de drogas con diálogos como el siguiente: “Podés separar 5 kilos de asado”, en referencia a cocaína. También preguntaban: “A cuánto está lo que quedó en casa”. O autorizaban: “Pasale (la cocaína) a los que vos quieras”.

Con todas estas pruebas recopiladas por la división Crimen Organizado de la Policía Bonaerense, el fiscal Condomí Alcorta, avalado por el Juzgado de Garantias 8 de La Plata, ordenó en las últimas horas los 11 allanamientos. En los procedimientos policiales se detuvo a las mujeres ya nombradas, Cinthia P. y Agustina L., acusadas de ser las organizadoras del tráfico de estupefacientes.

Además, se aprehendió a Jacqueline Fernanda P., hermana de Cinthia, y se detuvo al policía Alan BP. Otras notificaciones fueron entregadas a Elías P, quien está detenido en el penal de Sierra Chica y es familiar de Cinthia P., y a Ezequiel Sebastián P., alias Semilla, quien está alojado en la cárcel N°40 de Lomas de Zamora.