Posturas, reclamos y tensiones, de uno y otro lado

Distintos actores del universo oficialista bonaerense coinciden públicamente en la necesidad de “pegar un volantazo en las políticas económicas estructurales” para evitar transformarse en “comentaristas” de los aumentos de precios o entrar en discusiones infructuosas por el fenómeno inflacionario.

A tono con los últimos dardos del ministro Andrés “Cuervo” Larroque, la jefa de los senadores bonaerenses del Frente de Todos, Teresa García coincidió con las objeciones del referente de La Cámpora contra el ministro de Economía nacional, Martín Guzmán, y  también se mostró critica de “las políticas productivas” del ministro Matías Kulfas, dos de los funcionarios de La Rosada que vienen siendo apuntados por el kirchnerismo desde hace tiempo. 

Días atrás, aún en medio de la fuerte crisis interna que atraviesa el oficialismo, el gobernador Axel Kicillof encabezó junto a Máximo Kirchner en la residencia estatal de La Plata, una reunión con el objetivo de “institucionalizar” el Frente de Todos en la provincia de Buenos Aires con el armado de una mesa de discusión que ayude a definir una agenda que pueda “alambrar” la coalición.

Fue una foto de fuerte contenido político que apuntó, de mínima, a dos direcciones. En primer lugar, naturalizar que, pese a las “diferentes posiciones”, el amplio y heterogéneo FdT se mantendrá unido, aunque no todos opinen lo mismo sobre determinados temas. La segunda interpretación es aún más fuerte: la no participación del denominado “albertismo” vuelve a reflejar que quien tendrá la lapicera a la hora de definir candidaturas, al menos en territorio bonaerense, será Máximo Kirchner.

Otros entienden que Kicillof “petardea” al Presidente montando actos con Máximo en su territorio y, en esa línea, anotan que tras la foto en La Plata se salió a sentenciar el “ciclo cumplido” de la dupla de ministros nacionales. 

El detalle no es menor, al encuentro platense no fue invitado ningún referente bonaerense del entorno presidencial de Alberto Fernández, a pesar que la convocatoria fue para sectores políticos con “funciones instituciones”.

Kicillof fue el anfitrión del sorpresivo cónclave al que, además de Máximo en su rol de presidente del PJ bonaerense, también convocó a la vicegobernadora Verónica Magario y a los ministros Martín Insaurralde y Cristina Alvarez Rodríguez.

También fueron hasta Calle 6, Malena Galmarini (en representación del Frente Renovador de Sergio Massa), Mónica Macha (Nuevo Encuentro), Carlos Castagneto (Kolina) y el alcalde de Ensenada, Mario Secco (Frente Grande). 

Mientras tanto, y aprovechando las diferencias internas del PRO en la lucha por ponerse la banda presidencial en 2023, el radicalismo logró sacar una declaración política de toda la mesa de Juntos por el Cambio, rechazando la incorporación de los libertarios de Javier Milei.

Una victoria del ala moderada de la coalición opositora, pero más que nada una victoria del titular de la UCR, Gerardo Morales. 

Cuentan en las diagonales platenses que Patricia Bullrich llegó tarde al convite, cuando todo ya se había cocinado, y no pudo reabrir la discusión e incluso renegó de esa decisión, demasiado apurada para ella. Sin decirlo, le quiso decir al resto del PRO que los durmieron.

Fue una derrota para el ala más dura del PRO, porque tanto el radicalismo como la Coalición Cívica parecen coincidir en su idea de rechazo a la figura del mediático economista. Y sobre todo en las figuras del expresidente Mauricio Macri y Patricia Bullrich.

A partir de ahora las posiciones parecen estar más claras, o por lo menos, más expuestas. Pero el mayor ruido interno provine de las filas amarillas, en un tridente Macri-Larreta-Bullrich, al que se le podría sumar María Eugenia Vidal, que no logra jugar en equipo. Inmejorable noticia para los socios de la CC y la UCR. 

La Coalición Cívica es la única fuerza de Juntos que aún no ha mostrado sus cartas de intención, tanto en la Nación como en la Provincia. Sólo Carrió tiene la llave de esas definiciones, y según deslizó, si no se ponen de acuerdo, ella misma podría jugar. Quizás este fin de semana avance en ese sentido, o haga trascender algún nombre.

En tanto en la UCR bonaerense siguen sin encontrar el nombre que unifique la personería de una candidatura propia, y por ahora parecen jugar la ficha que ya vienen jugando, la de ser el furgón de cola de algún proyecto nacional. 

Con el regreso de la presencialidad plena y cuidada en todas las instituciones educativas y la apertura de todos los comedores escolares después de lo peor de la pandemia, la Provincia reforzó las políticas sociales. Los índices de pobreza duelen ante una inflación galopante.

“El principal desafío que tenemos por delante es pelear por una mejor distribución del ingreso y la riqueza”, afirmó Kicillof.

“En estos días observamos el avance de la antipolítica y los ataques a la militancia y a los dirigentes: no se trata de algo personal contra nosotros, sino de un ataque contra el Estado y los derechos”, remarcó el gobernador, al tiempo que enfatizó que “si atacan al Estado para defender sus privilegios, lo que tenemos que hacer es defender nuestras ideas y nuestro futuro”.

En ese sentido la administración bonaerense puso en marcha el programa Módulo Extraordinario para la Seguridad Alimentaria (MESA) que busca garantizar la seguridad alimentaria a más de dos millones de familias que asisten a 11 mil comedores escolares.

“Cuando llegamos en 2019, se destinaban al SAE cerca de 8 mil millones de pesos anuales: ahora, con el esquema tradicional y la implementación del programa MESA bonaerense, alcanzamos una inversión anual de 111 mil millones de pesos”, se subrayó desde la PBA.

Por Ricardo Salas

Fuente: lanueva.com