El futbolista Ezequiel Cabrera, del Club Atlético Quenumá, sufrió un terrible accidente automovilístico en febrero de este año mientras manejaba su auto por la ruta que une las localidades de Pellegrini y Trenque Lauquen en el que perdió una pierna.
En Trenque Lauquen, Cabrera trabajaba como policía y estudiaba el profesorado de Educación Física. “Pasaba mis días entre Trenque, Salliqueló y Quenumá”, contó en un artículo que escribió para el sitio Cultural y Deportiva.
“Esa madrugada, como cualquier otra, agarré el auto y en la ruta Pellegrini – Trenque Lauquen me dormí. No soy ni fui el primero del mundo que le pasa algo así. Choqué contra un guardarrail e inmediatamente me desperté”, reconoció el futbolista.
“El mismo guardarrail contra el que choqué me había cortado la pierna. Y lo vi. Tengo esa imagen en mi cabeza. Vi como mi pierna ya no era parte de mi cuerpo y solo quedaba ‘colgando’. El marcardor quedó clavado en 180 km/h”, recordó sobre el tremendo choque que protagonizó.
“Inmediatamente, con la sangre hirviendo y la adrenalina a cien mil por hora, busqué el teléfono, llamé a emergencias y les dije que estaba en la ruta, no sabía bien donde, pero que me había cortado la pierna. Ahí si no recuerdo más nada”, continúa el relato.
Al día siguiente despertó en la sala de terapia intensiva. Según los médicos estuvo al borde de la muerte, después de perder cuatro litros de sangre por la herida. “Tenía otra oportunidad y así lo encaré”, dijo.
Según Cabrera, que actualmente se rehabilita en General Pico (La Pampa), desde que volvió a Quenumá, en el partido bonaerense de Salliqueló, los directivos del club querían que siga formando parte del equipo, y así fue. Continuó acompañando a los planteles de primera y tercera división.
Finalmente, le ofrecieron jugar unos minutos pero el árbitro del partido no lo permitió.
El domingo pasado, sin embargo, Quenumá tenía que disputar la fecha 13 contra El Ceibo, de la localidad de Casbas, y los dos equipos junto con el árbitro Sergio Orozco de Trenque Lauquen, se pusieron de acuerdo para que el delantero de 31 años pueda participar del encuentro.
Cabrera se convirtió así en el primer jugador amputado en participar de un partido oficial de esa liga. Y no solo eso: también marcó de penal el único tanto de su equipo en la derrota 3-1 y se llevó el abrazo de los integrantes de ambos planteles.