Por Juan Alfaro (ALFA) | @alfajuan
Nadie lo vio venir, nadie se imaginó el impacto. Ninguno, en sus más densas pesadillas, soñó con semejante temblor. Muchos diputados, la gran mayoría, se enteraron por los medios periodísticos: el estupor fue general, la confusión se adueñó de sus pensamientos. Era un lunes más como tantos otros, tranquilo, sin novedades en el frente, previo a un paro y al feriado del 1ro de mayo. Pero la calma fue arrollada por una noticia impactante: el titular de la Cámara de Diputados bonaerense, Manuel Mosca, espada legislativa de la gobernadora María Eugenia Vidal, pidió licencia y desafuero (por sesenta días) en base a una acusación de “extorsión” ante una denuncia de presunto caso de abuso sexual. Hasta conocerse ese estruendo noticioso, la Legislatura estaba en calma, como planificó el vidalismo: al igual que el 2017 (año electoral), mínimas sesiones y un parlamento casi quieto. Pero ya no será así, la denuncia del armador vidalista provocó un sismo, que por ahora no se sabe dónde terminará. Temblores inesperados.
Con el pasar de las horas, la onda expansiva del estruendo se acrecentó hasta llegar a los medios nacionales. Trascendió que el sábado 27 de abril, la presunta víctima, una mujer profesional, oriunda del interior bonaerense, que milita en el PRO desde sus orígenes, denunció a Mosca por “acoso y abuso sexual” ante la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de la Nación que depende de la jueza Elena Highton de Nolasco. Ante esa situación, el titular de Diputados bonaerense hizo conocer su denuncia hecha ante la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio Nº 11, encabezada por el fiscal Álvaro Garganta. Mosca sostiene que desde diciembre de 2018 es “víctima de una maniobra extorsiva” en torno a esta denuncia, que según su relato, se hizo una primera presentación a finales del año pasado. Queda en manos de la Justicia la investigación de ambos casos y el veredicto final. Si bien el caso es de extrema delicadeza y el principal medio aliado al vidalismo han dictado sentencia sobre su espada legislativa, la trama -lamentablemente- tiene derivaciones políticas, que son parte de las internas feroces que sacuden al PRO. Efectos y defectos.
La sensibilidad del caso no es ajena a las connotaciones, hechos y deducciones que se dan sobre la arena política bonaerense en torno a esta denuncia. Mosca tiene un rol más que preponderante para Vidal en la Cámara de Diputados, dónde Cambiemos -a diferencia del Senado- no tiene una mayoría holgada y tiene que acudir a los acuerdos con varios bloques para lograr aprobar las leyes requeridas por Gobernación. Hasta hoy, el por ahora legislador oriundo de Bolívar, tuvo un papel determinante a la hora de gestar los acuerdos y, dentro de todo, mantener en calma a la oposición. Fue pieza clave para sellar acuerdos con el Frente Renovador de Sergio Massa y el denominado “Bloque de los intendentes” (PJ-Unidad y Renovación), que comanda Martín Insaurralde. Mosca fue una pieza clave del armado de poder de Vidal. El lunes, las primeras reacciones desde la Calle 6 fueron de cautela, pero de mucha desconfianza por un presunto trasfondo: “Es todo raro”, repetían en las altas esferas de gobernación. En un primer momento se informó que Mosca decidió pedir licencia para que “la Justicia aclare el caso”, pero con las secuelas del caso, después se conoció que la propia Vidal recibió a la presunta víctima en persona. Luego se reunió con Mosca y le sugirió que pida licencia. El ocaso.
A medida que las agujas del reloj avanzaron y las repercusiones del caso se expandieron, desde gobernación y desde el entorno de Mosca comenzaron a hablar de “una intencionalidad política” atrás de la denuncia. Incluso, se escuchó con fuerza en los pasillos políticos la existencia de “una mano de altos despachos de la Casa Rosada”. “No descartamos nada”, dijeron serios desde la plana mayor de la Gobernación. En la marea de especulaciones, el temor del vidalismo a una utilización política del caso no es del todo descabellada. Desde hace años que en esta columna se vienen relatando distintos episodios de las feroces internas subterráneas que mantiene Vidal, en tándem con el jefe de Gobierno Porteño, Horacio Rodríguez Larreta, contra el poderoso y ultra ratificada mano derecha de Macri, el jefe de Gabinete de Nación, Marcos Peña. Desde el principal despacho de Diputados, dejaron trascender que fue Mosca quien impulsó en diciembre de 2018 la creación de la Bicameral para analizar el desdoblamiento de las elecciones bonaerenses y que por esos días se activaron las “amenazas de denuncias por acoso”. La idea de Vidal de adelantar las elecciones a gobernador, desde un principio fue vista con desconfianza por Peña y sus alfiles. Dato no menor, también afirman que una vez que a finales de enero de este año -por orden de Mauricio Macri- Vidal decide enterrar la idea de desdoblar las elecciones y la Bicameral dejó de existir, es cuando “la amenaza perdió intensidad”. Por estos días, dónde el llamado “Plan V” (Vidal candidata a presidenta en reemplazo de Macri) toma fuerza, incluso en forma pública, es que las miradas del vidalismo apuntan a la “intencionalidad política”. Esa hipótesis irrumpió cuando se supo que la denunciante había tomado contacto con funcionarios muy cercanos al núcleo duro de la Casa Rosada: el secretario de Cultura, Pablo Avelluto, la titular de la Oficina Anticorrupción, Laura Alonso, y el redactor de algunos discursos presidenciales, Alejandro Rozitchner, más las diputadas nacionales Karina Banfi y Silvia Lospenatto. Tramas e intrigas del PRO.
Pero más allá de las viejas y sangrientas internas, el caso Mosca le genera a Vidal un problema institucional para nada menor. Después de la sorpresa, todos los bloques de la oposición comenzaron a especular sobre el pedido de licencia del “armador vidalista”. Ya se dijo, con todos los votos del bloque no alcanzan para aprobar el pedido en la sesión convocada para el 9 de mayo. El titular del bloque de Frente Renovador, Rubén Eslaiman, avisó que su bancada votará en contra de la licencia. Desde el “Bloque de los intendentes” se especula que seguirán el mismo camino. Sucede que hay muchas cosas en juego, es la realidad. Institucionalmente, si le aceptan la renuncia a Mosca, la que asume la vicepresidenta es Marisol Merquel (del “Bloque de los intendentes”). Dato no menor, el vicepresidente I es Carlos “Cuto” Moreno, un histórico peronista de estrecha relación con Cristina Kirchner que desembarcó en la Legislatura para mover el avispero. El vicepresidente II es el massista Ramiro Gutiérrez, mientras que la vicepresidenta III, Maricel Etchecoin Moro, es de Cambiemos. “Estamos en manos de Marisol y el ‘Cuto”, desliza con algo de ironía un diputado del oficialismo. Esa lectura no es tan desacertada, dado que si le aprueban la licencia a Mosca, la “doble firma” (una cuestión reglamentaria que determina que cada expediente lleve la firma tanto del presidente como del vice) está en manos del peronismo/kirchnerismo. Especulaciones sobre el tablero.
Sin embargo, desde la Gobernación intentan llevar calma a los 44 diputados de Cambiemos. Según se pudo reconstruir, el jefe de Gabinete y “mano derecha de Vidal”, Federico Salvai, ya “acordó todo” con Massa e Insaurralde y se pactó que no “habrá mayores sobresaltos en Diputados”. Se trata de acuerdos a nivel macro (mantenimiento de todos los secretarios y toda la estructura vigente, más el reparto de recursos), que se pueden controlar. Pero a nivel micro no será tan fácil de controlar. “El peronismo/kirchnerismo te puede meter una sesión especial por cualquier tema”, alertó un diputado de Cambiemos. También hace su juego el escenario electoral y la cercanía de la campaña. La titularidad de Diputados es una caja de recursos importante para cualquiera. Es por eso que más de un diputado de la oposición no quiere darle la licencia a Mosca para “tenerlo sentado en su banca y dejar en evidencia los casos de abuso”. Por el lado de Cambiemos, en el estupor generalizado, este viernes el titular del bloque Cambiemos, Maxi Abad, congregó en un almuerzo en la Residencia de la Presidencia de Diputados a los legisladores que todavía estaban en La Plata. Allí pudieron hablar del caso Mosca e intercambiar opiniones personales. En lo político, Cambiemos necesita pensar una organización para suplir el lugar de Mosca. Un enlace que entre Diputados y la gobernación, que era el papel de Mosca, se presume lo haga Abad con una mesa de trabajo interna informal dentro de la bancada. Rosca y movimientos sobre el tablero.
El 9 será una fecha clave para Vidal y su construcción política. De una Legislatura quieta, silenciosa y tranquila, a una Legislatura convulsionada por una grave denuncia contra una de sus máximas figuras. Más allá de la rosca interna de la Cámara Baja y los resultados que obtenga la Justicia, no hay que dejar de detener la mirada sobre las internas del PRO. En la columna publicada en noviembre de 2018, se mostró un presunto plan de Peña para “entregar la Provincia al peronismo” es pos de asegurar la presidencia de Macri. Se sabe, que en caso de que Macri y Vidal logren su reelección, el 11 de diciembre se desatará la guerra por la sucesión 2023 entre Vidal-Larreta contra Peña. Sobre ese esquema, en una guerra subterránea que detonó hace rato, comenzar a debilitar a tu rival interno no es un recurso inventado por “Marquitos”. Sacar de juego a uno de los principales armadores, un “vidalista puro”, en un año electoral y, de paso, por las dudas, dejar sin su espada legislativa para un segundo periodo, es un paquete que en la peleas políticas, nadie desprecia.-
Fuente: ANDigital