22 mar 2024
Hace algunos años, no muchos, menos de tres décadas, un sujeto que se quería "recibir" de ladrón o delincuente, una de las primeras cosas que aprendía era que las maestras, los bomberos, los médicos, los chicos y los ancianos eran intocables. Otra de las primeras enseñanzas era que no se roba en el barrio propio. Estas máximas del delito, entre otras, se dejaron de respetar y en algunas ocasiones los ejemplos son sangrientos y brutales.
En esta crónica se recabaron y compilaron tres ataques que ocurrieron en Valentín Alsina, el primero, y otros dos en San Justo.
Dos adolescentes, alumnos del Colegio San Juan, fueron víctimas de un rastrero que circulaba en moto. El lamentable suceso ocurrió la tarde del jueves, alrededor de las 19, sobre la calle Balbín al 900.
El motochorro abordó a la pareja que dialogaba en la vereda y mediante amenazas le exigió al chico que le entregue el teléfono celular. Instantes después escapó del lugar y dejó a la víctima descargando la furia contra el portón de un garaje.
En la mañana del miércoles, a las 7:30, un cobarde atacó por la espalda a una maestra de jardín de infantes cuando se dirigía a cumplir funciones en el Instituto William Morris.
La mujer caminaba por la calle Derqui al 3900, a la vuelta de la escuela, cuando un encapuchado la tomó por el cuello y le exigió que le entregue las pertenencias.
La violenta escena transcurrió durante pocos segundos y el malandra escapó con tranquilidad, luego de que se apoderó del teléfono celular de la mujer.
El viernes 15 de febrero, alrededor de las 17:30, cuando caminaba por la calle Cnel. Lynch, a pocas cuadras del asalto anterior, una maestra fue asaltada por un solitario motochorro. El sujeto se detuvo junto a la acera y mediante amenazas obligó a la mujer a que se detenga. A continuación descendió del rodado y tomó el teléfono celular que la víctima, rendida, le entregó en mano.
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