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Encañonado por un ladrón, amagó a entregar el teléfono pero lo tiró a la casa de un vecino y escapó

El delincuente no le disparó y el joven recuperó el aparato. En la zona aseguran que los robos son continuos y que pueden ocurrir varios en un mismo día.

5 feb 2024

Los habitantes de Aldo Bonzi están atemorizados y evitan caminar por las calles de la localidad. Los asaltos callejeros, en cualquier modalidad, los obligaron a vivir refugiados en sus casas tras altos muros, rejas y rodeados de cámaras de vigilancia.

"No se puede ni siquiera esperar el colectivo 56 en la parada porque pasan en las motos, te apuntan con las pistolas y te afanan", aseguró un hombre. Él, como el resto, pide preservar la identidad por temor a represalias.

Los únicos que aún se animan a caminar por el barrio son los más jóvenes, en esta ocasión un muchacho desafió a los delincuentes y por muy poco evitó que le roben el teléfono. Esa misma suerte no la tuvo una chica a solo cien metros y pocas horas después.

El chico estaba parado en la calle Pilcomayo al 1400 y manipulaba el aparato de telefonía cuando fue sorprendido por un sujeto que descendió de un Fiat Uno en el que llegó con al menos un cómplice.

El ratero le exigió el teléfono y, cuando estiró la mano para entregarlo, el joven cambio de opinión: lo lanzó por encima de las rejas de una casa y corrió hacia la esquina de la calle Cnel. Cárdenas.

En esta ocasión el delincuente no tomó represalias, no le disparó y lo vio pasar en el auto cuando se alejaban en busca de otra víctima. Poco después recuperó el celular de la casa vecina.

"Acá estamos a 10 cuadras de la Subcomisaría de Aldo Bonzi pero no vemos patrulleros, no hay presencia policial. Cuando un móvil aparece se estaciona en una esquina y los tipos se ponen a tomar mate o se echan una siesta", describió el mismo vecino. "Esa es la seguridad que tenemos en La Matanza", agregó.

En declaraciones a Cronos una mujer que vive sobre la calle Pilcomayo, entre Cnel. Cárdenas y Gral. Nazar, contó lo que ocurrió uno o días después del hecho antes relatado.

"La chica caminaba por Pilcomayo y la persiguieron cuatro pibes, dos tenían camisetas de Boca, la corrieron y la acorralaron. Los vecinos comentaron que estaban armados y que le robaron pero, al menos yo, no sé qué cosas le sacaron", indicó.

"Nos tienen a todos marcados, saben donde vivimos y nuestros movimientos, los vecinos tienen miedo y ninguno se anima a hablar", comentó la pareja de la mujer. 

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