Robo de auto: revolcaron a un hombre de 75 años y su sobrina lo defendió a las trompadas

La práctica común de conversar en la vereda se transformó en una acción de alto riesgo, como se dice vulgarmente eso es “regalarse”, “ponerse un moño sobre la cabeza para alegría de los delincuentes”. Hechos como este abundan en las crónicas policiales todos los días, pero hay que contarlas o la sociedad acabará por naturalizarlos y aceptarlos.

Este jueves al mediodía un hombre de 75 años, a bordo de su Chevrolet Sonic color blanco, dialogaba con su sobrina y su esposa en la acera de la calle Teodoro Plaza al 3900, entre Pedro Elizalde y 25 de mayo, en la localidad de Ciudadela. Atentos a la palabra del otro, ninguno sospechó que los dos jóvenes que caminaban hacia ellos los iban a asaltar.

El violento hecho captado por una cámara de vigilancia privada duró medio minuto, uno de los delincuentes se abalanzó sobre la sobrina, la sujetó por la espalda y la empujó para atemorizarla. Pero la mujer no se paralizó, lo enfrentó y le dio algunos golpes.

El cómplice también tuvo complicaciones, a pesar de exhibir un arma de fuego y tironear del hombre, no podía bajarlo del vehículo. La víctima se resistió y no lograba quitarle el cinturón de seguridad. La situación empeoró para el delincuente cuando la sobrina, que se quitó de encima al otro ladrón, intervino en la situación y lo atacó por la espalda.

La mujer lo agarró del cuello y lo alejó de su familiar, le quitó la gorra y no le importó que le apuntara con el arma y la amenace con disparar, lo insultó y lo hizo retroceder.

Habían pasado quince segundos desde la llegada de los matones y en el habitáculo del rodado se libraba una nueva batalla. El dueño del auto, liberado del cinturón de seguridad, se bajó e intentó sacar al delincuente que se había subido por la puerta del pasajero. Le pudo dar una trompada en la cara, pero la juventud del malviviente se impuso con una patada en el pecho que lo arrojó al suelo.

Segundos después los ladrones huyeron a toda velocidad en dirección al barrio Ejercito de Los Andes, también conocido como Fuerte Apache. Hasta las primeras horas de este viernes el Chevrolet seguía sin aparecer.