Opinión

Garantizar el derecho a la educación, de eso se trata

26 abr 2021

Por Anahi Bilbao

Cuando de la noche a la mañana nos impacta algo tan fuerte como una Pandemia, queda en evidencia algo denominado resiliencia, que podría definirse como la capacidad de adaptarse a situaciones adversas con resultados positivos.

¿Hemos sido resilientes?

Definitivamente ha costado, ha sido difícil avanzar airosamente en un contexto tan difícil y sorpresivo, primero y después, con el pueblo cansado, los médicos agotados, vacunas insuficientes, vacunados vip y vulnerabilidad en grandes sectores de la sociedad que ha impedido, entre otras cosas, el acceso a la educación en igualdad de condiciones. Es que para ser resilientes, debe haber instrumentos y herramientas que acompañen, además de ciertas condiciones generales de una sociedad.

Nadie pudo prever lo que se venía. Pero, cuando el mundo ya lo veía venir, el ministro de salud de la nación aseguraba que no debíamos preocuparnos, que aquí el problema era el Dengue.

Supongamos que uno puede entender ese error de diagnóstico. Pero una vez circulando el virus entre nosotros, necesariamente hay que tomar decisiones para el momento y adelantarse al futuro que ya –por experiencia de los otros- es más o menos previsible.

La primera acción, fue meternos a todos adentro, cerrar comercios, centros culturales, iglesias, hoteles, bares, restaurantes y por supuesto, escuelas.  ¿Ahora bien, mientras esa medida (extrema) se cumplía, no se pensó nada? ¿No pudo anticiparse el día después? ¿No hubo plan ni proyecto ni programas? ¿Que sucedió con la Educación?

En la provincia de Bs As, se repartieron alimentos, cuadernillos y se dieron clases por internet. Todo desde el esfuerzo docente que hizo lo que estuvo a su alcance, pagando su internet, usando su computadora, tratando de definir qué hacer con los objetivos del año, solucionando lo pedagógico solo desde su formación e intuición, porque tardíamente llegó un Diseño curricular adaptado a la nueva realidad y no mucho más.

A los tumbos se terminó el año escolar 2020 mientras nos preguntábamos si había sido necesario dejar a los alumnos sin clases presenciales, si éramos conscientes de los resultados a los que habíamos arribado, si habíamos tomado contacto con una realidad que era cada vez más desigual.

Supongamos que se haya usado el 2020 para conocer y adaptarnos a esta nueva realidad, hagamos el ejercicio mental de justificar los errores de Kicillof y de Fernandez, porque los tomó de sorpresa, pero, y el 2021 que?

¿No se aprendió nada de la experiencia 2020? No hay ideas? ¿Que se resolvió hacer con aquellos que perdieron el año escolar casi por completo? ¿A caso se cree que los ATR fueron exitosos? Como se va a recuperar el tiempo perdido?

¿Cuál es el Plan 2021?

¿Mirando el ESTE del mundo ya sabíamos que venía una segunda ola y después vendrá una 3era ¿Y que hicimos para ser resilientes? ¿Qué herramientas generamos? ¿Que ideas?

Volver a encerrarnos y buscar culpables, acusar a los demás como responsables: médicos distendidos, alumnos discapacitados que no entienden, niños que se intercambian los barbijos. Sencillamente, una falta de respeto, un desconocimiento de lo que sucede.

¡Basta!!

A esta altura, debíamos tener resuelto la bimodalidad que garantiza el sistema de burbujas en las instituciones educativas, la conectividad de los alumnos, los recursos para los docentes de cada nivel y modalidad, la solución para aquellos que no tienen computadora. Nada de eso.

Me canso de escuchar reproches por las decisiones tomadas por el gobierno anterior con el Programa “Conectar igualdad”. Es bueno recordar, que en ese momento, los alumnos concurrían a las clases presenciales por lo que las prioridades eran otras.

Hoy internet y computadoras al servicio de los alumnos son imprescindibles, como también lo es el contacto con pares, el acompañamiento directo de los docentes, la rutina escolar, el cumplir horarios que permiten una mejor organización familiar.

Se ha comprobado que en la escuela los protocolos se cumplen estrictamente y que no es un foco de contagio, además, y por suerte, los índices de contagio para la corta edad son prácticamente nulos.

La educación es un derecho esencial. Debemos hacer lo que esté a nuestro alcance para garantizarlo.

*Anahí Bilbao es diputada provincial radical de Juntos por el Cambio, oriunda del distrito de Laprida.

LAS MÁS LEÍDAS