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Bitácoras bonaerenses

El riesgo de dejar crecer el clima denso en medio de la pandemia

El malhumor social se acrecienta de la mano de la pandemia y la crisis económica. Las distintas problemáticas merecen más atención. La grieta, el obstáculo principal.

5 oct 2020

Juan Alfaro (ALFA)

Septiembre fue un mes caliente, cargado de tensiones. El noveno mes, se vistió de diciembre, quiso tener sus conflictos, o al menos aparentarlo. Octubre no quiere ser menos; advierte que tiene las tensiones traídas de septiembre y nuevas que se preparan. La pandemia sigue haciendo lo suyo, en la semana que pasó volvió a mostrar récord de contagios (se pasaron los 14 mil casos en un solo día), aunque para el AMBA (bonaerense y porteño), hay cierta tranquilidad, se vive un amesetamiento, alto, pero que permite a Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof pensar -con sus diferencias- en nuevas aperturas. La meseta.

Las secuelas del “sinceramiento” de más de 3.500 fallecimientos por COVID-19 en la Provincia seguirán siendo parte de las tensiones crecientes que viven e Frente de Todos y Juntos por el Cambio. En la Legislatura bonaerense, la oposición en general pidió la interpelación del ministro de Salud, Daniel Gollan, aunque sabe que no cuenta con los votos suficientes para hacerlo realidad. Pero lo que vale, en semanas cargadas de cruces mediáticos, es la carga valorativa del pedido, que suma a los varios escenarios que se vienen disputando. El escenario sobre el coronavirus.

Pero los duelos políticos, en su mayoría para la tribuna, no despejan los escenarios que se vienen tensionando en una sociedad que padece hace más de seis meses los efectos de una pandemia y la cuarentena como método para combatirla. Septiembre dejó la ruptura informal de la sociedad con el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO). La llegada de la primavera, el agotamiento de la ciudadanía y la economía en crisis, fueron parte de los factores para esa ruptura. Pero la conflictividad social también se fue poniendo en evidencia, al calor de una crisis sacudida por la pandemia y el mal manejo de la economía que hizo el macrismo. La inseguridad, la toma de tierras, las manifestaciones con piquetes, escenas de intentos de justicia por mano propia en el Conurbano y una ciudadanía que ve, día a día, que su dinero pierde valor, son situaciones que hace años son protagonistas en la realidad argentina, pero este año en particular tienen efectos más fuertes en el humor social. Problemáticas repetidas.

Por si fuera poco, la grieta hace su juego también en este denso escenario y la clase política en su conjunto se siente cómoda apelando a su uso, y no realmente a generar una instancia superadora. Los duelos verbales, políticos y legislativos entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio en el Congreso Nacional y la Legislatura bonaerense crecen en número y los acuerdos ya no son parte de la realidad. Se viene el último trimestre del 2020, un año para el olvido sin dudas, pero este tiempo tiene que sentar las bases para darle seguridad a la ciudadanía, que por estas horas no la tiene. La pandemia sigue, la cuarentena rota de hecho deja, por ahora, una “nueva normalidad” difusa y que no tiene previsibilidad. En lo sanitario, la vacuna parece ser la única opción a esperar en el mediano plazo. Pero se acerca fin de año y las problemáticas que septiembre anunció pueden subir un escalón de tensión si es que la clase política no hace nada para atenderlos seriamente. El peso argentino devaluado, la pobreza que crece, la inflación que sigue mostrando sus músculos y el crecimiento de la inseguridad, son parte de esa lista de temas. El malhumor social está, se siente, sería ilusorio negarlo.

Por Juan Alfaro (ALFA)

Fuente: ANDigital

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