Por Juan Alfaro (ALFA) | ANDigital
Los nervios inundaron su andar al momento que le llegó esa novedad. El temblor dominó su cuerpo y los temores se adueñaron por completo de su ser. Gustavo “Tano” Menéndez, intendente de Merlo y titular del PJ Bonaerense, acababa de recibir un mensaje que le avisaba que el diario Clarín lo puso cerca de la hoguera. En una extraña nota, el diario de la corporación mediática afirmó que el alcalde peronista le propuso a la gobernadora, María Eugenia Vidal, lanzarse como candidata a presidenta, bajo una oferta de encolumnar a todo el peronismo detrás de ella. El revuelo se armó rápidamente, la noticia se dispersó por todos los rincones del universo bonaerense, el celular del “Tano” comenzó a inundarse de mensajes de whatsApp y llamados de otros intendentes que le preguntaron –algunos tranquilos, otros molestos– si esa oferta había existido. Los peores minutos del presidente del PJ Bonaerense se hicieron realidad. Rápidamente intentó desmentir el hecho con el medio nacional, le dieron un par de líneas, pero se mantuvo la impronta de la nota. Ante esa adversidad, Menéndez apeló a usar su red social favorita, esa que utiliza de forma extravagante. Allí, en un posteo, trató de calmar las aguas. “Mi candidato o candidata a Presidente de la Argentina y a Gobernador de Buenos Aires será un hombre o una mujer surgidos del campo popular con eje en el Peronismo y con una mirada de la política y de la gestión francamente opositora al desastre neoliberal del actual Presidente”, publicó en Twitter. Alguno dirá “no aclares que oscureces”. En clara posición adelantada.
Si la versión de un ofrecimiento a Vidal hubiera sido puesta en boca de cualquier otro intendente, quizá no habría tenido valor y hubiera sido tomada como poco seria. Pero alcanzó esa relevancia porque en el tablero político bonaerense gran parte de los actores coinciden en que no es imposible esa escena. Si bien la nota de Clarín sostiene que fue el propio Menéndez quien contó el hecho a otro intendente, el rastreo de la fuente se tornó difícil. En Gobernación no se sorprendieron con el presunto ofrecimiento del “Tano”, aunque prefirieron el silencio estratégico a la hora de confirmar o negar la escena. Otros, por ahí con algo de razón, sostienen que la filtración u operación del presunto ofrecimiento es producto de las internas y descontentos que hay por estos días en el peronismo, sobre todo con la actitud del titular del PJ Bonaerense en torno su postura “dialoguista” (otros dirán “colaboracionista”) con los proyectos que impulsa Vidal en la Legislatura bonaerense. El llamado “Bloque de los Intendentes” (PJ-Unidad y Renovación) de Diputados, que responde a Menéndez y al siempre siempre bien predispuesto intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, está en el ojo de la desconfianza del resto del peronismo por el acuerdo que tienen con Calle 6 y por los favores que le hicieron en votaciones clave, como la suba de la edad jubilatoria para empleados del Banco Provincia, aprobada en una más que polémica sesión extraordinaria de diciembre pasado. Sin embargo, la desconfianza hacia el alcalde de Merlo tiene otros antecedentes, incluso de antes de que el “Bloque de los Intendentes” suplantase al Frente Renovador en los acuerdos políticos con el “vidalismo”. El radar sobre los pasos del “Tano”.
Menéndez se posicionó con fuerza en la política provincial por ser el hombre que en 2015 pudo destronar y jubilar a Raúl “Vasco” Othacehé, el barón del Conurbano más temido, hasta ese año. La victoria fue producto de una jugada estratégica y costumbrista en la carrera del “Tano”: en 2014, el “Vasco” desembarcó en el Frente Renovador de Sergio Massa, poco después de caer en las legislativas de 2013, justamente en manos de Menéndez, hecho que provocó el enojo de este último, quien no dudó en pedir asilo en el FpV y hasta en hacer un acuerdo con el ultra-K Martín Sabbatella. Cerca de las elecciones del 2015, Othacehé retornó al Frente para la Victoria, pero el “Tano”, conciente de que la boleta del FpV le daría mejores frutos, decidió quedarse y pelearle las PASO a su archirrival: le ganaría por más de 16 puntos. En octubre, Menéndez se convirtió en el nuevo intendente de Merlo, tras 14 años de reinado de Othacehé. El nuevo jefe comunal marcó un estilo propio, extravagante y coqueto en las redes sociales, hiperactivo del Facebook y Twitter, pero también plasmó objetivos ambiciosos para su futuro cercano: llegar a la presidencia del PJ Bonaerense y tejer su carrera para ser Gobernador. Las proyecciones de entrada.
El primer año de Menéndez fue de posicionamiento dentro de un peronismo convulsionado tras la derrota ante Vidal en 2015. Los caciques de la Tercera Sección, Insaurralde y Fernando Espinoza, disputaban su pulseada para reordenar el PJ y el territorio que le quedó al peronismo tras el “Huracán Vidal”. Ante la formación del Grupo Esmeralda, comandado por el lomense, y el Grupo Fénix, liderado por la intendenta de La Matanza, Verónica Magario, el “Tano” decidió acoplarse a la segunda, para lograr mayor protagonismo y convertirse en un referente de la Primera Sección. Pero, ansioso por el juego propio y sus ambiciones personales, no dudó en tejer su propio canal de negociación con la Gobernación bonaerense. De la mano de la apertura al peronismo de la gestión provincial, el jefe de Gabinete, Federico Salvai, mediante el exmassista Joaquín De la Torre (en ese entonces Ministro de Producción), diseñaron un plan para reclutar peronistas y así comenzar a penetrar con fuerza en los distritos que en el 2015 el peronismo había conservado. En efecto, fue la propia Vidal quien le ofreció a Menéndez un puesto en su Gabinete, ante su necesidad de contar con un hombre fuerte del Conurbano. La oferta fue rechazada por el “Tano”, pero no del todo: un jefe comunal alfil sería quien arribase a la gestión de Cambiemos. Es así que el intendente de Castelli, Francisco Echarren, quedó en diciembre de 2016 al mando de la Subsecretaría de Tierras, Urbanismo y Vivienda en el gobierno de Vidal. La noticia no cayó nada bien en gran parte del peronismo, el acuerdo en solitario de Menéndez irritó a más de uno, pero sólo soltaron acusaciones contra Echarren, a quien muchos tildaron de “traidor”. La jugada sobre la mesa.
La gestión de Echarren duró lo que un suspiro en la política. En marzo de 2017 renunció a su cargo bajo quejas de mala relación con el ministro de Infraestructura, Roberto Gigante, y con el titular del Instituto de la Vivienda, Evert Van Tooren. Por esos tiempos, el peronismo se debatía en si volver a apelar por Cristina Fernández de Kirchner para competir en las legislativas de octubre, generar un armado que no les asegure mantener el poder territorial de los intendentes o subirse a la aventura de Florencio Randazzo. Pragmáticos, y con las encuestas bajo sus brazos, los intendentes del Conurbano (entre ellos Menéndez) fueron a buscar a CFK y se alinearon en torno a su candidatura a Senadora Nacional. Por las dudas, Menéndez dejó una ficha en el debilitado armado de Randazzo con Cumplir: Echarren formó filas en ese espacio, hasta que el barco randazzista se quedaba sin combustible y el intendente de Castelli corrió hacia las puertas de Unidad Ciudadana. Meses después, tras la derrota de Cristina (pero no así de los intendentes del Conurbano), a Menéndez le volvieron a sonreír los astros y en una nueva pulseada entre Insaurralde y Espinoza, logró posicionarse como el candidato a suplantar al matancero en la titularidad del PJ Bonaerense: eso sí, su mandato será rotativo anualmente con el intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray, quien juega con el lomense en la Tercera Sección.
El 2018, año no electoral, nuevamente el tablero bonaerense mostró a un peronismo disperso, aunque con algunas ganas de confluir en las elecciones del 2019. Pero este año cuenta con varias particularidades, los tarifazos, la crecida del dólar (devaluación del peso argentino), la irrupción del FMI y las inclemencias económicas hacen que la estantería provincial esté por demás agitada. Con el recuerdo de la votación de la modificación a la edad jubilatoria para empleados del Bapro, los ojos de la sociedad bonaerense, intendentes del Interior y los legisladores del peronismo/kirchnerismo están puestos sobre la baja de impuestos municipales a las tarifas de electricidad. El proyecto enviado por Vidal está aprobado en el Senado, donde Cambiemos tiene mayoría propia. Desde hace dos semanas está en Diputados y Calle 6 presiona para que el texto se apruebe tal cual está. En general, o al menos en los papeles, la mayoría de la oposición está en contra de que se “haga pagar el costo a los intendentes”, pero por lo bajo nadie asegura que algunos legisladores opositores se abstengan, voten en contra o falten a esa sesión clave venidera y el triunfo de Cambiemos sea una realidad. Las desconfianzas están acrecentadas dentro del peronismo, hay dudas respecto del llamado “Bloque de los Intendentes”, incluso presentaron un proyecto para poner en evidencia si algún diputado pega el faltazo. En esas suspicacias ocurrió una situación que mide la temperatura del peronismo. En un plenario en Pergamino, el senador bonaerense Sergio Berni (Unidad Ciudadana-PJ) le endilgó a Menéndez el colaboracionismo hacia Vidal. “Me da vergüenza ver cómo los diputados del PRO se ríen porque ya arreglaron con los diputados del Partido Justicialista”, espetó el exviceministro de Seguridad de la Nación, ante la mirada del “Tano”. “En la Cámara de Diputados, el mismo peronismo que nos habla de unidad es el que ha dividido los bloques del peronismo en la Legislatura para que la Gobernadora tenga todas sus leyes”, continuó con dureza. El escenario para Menéndez es complejo, la situación del país hace que la población mire con más detenimiento lo que hace la clase política. La votación de las tarifas municipales en Diputados tendrá más lupas que la modificación de jubilaciones en el Bapro. Menéndez quedó evidenciado: ¿Cómo reaccionará? Mientras tanto, en la Gobernación bonaerense deslizan una sonrisa ante la consulta si el “Tano” juega para Calle 6: “¿Se nota mucho?”, responden.