Por Juan Alfaro (ALFA) | @alfajuan
Las manos aprietan las cabezas cada vez que la moneda estadounidense sube en las carteleras de la city porteña. Las miradas se cruzan sin encontrar una respuesta que solucione la disparada. Ministros echados, crisis económica, poder adquisitivo cayendo sin parar y una devaluación del peso argentino que trae a la memoria viejos tiempos de lamento y sufrimiento. La crisis, que se inició en abril, y que sacudió los cimientos del Gobierno nacional que conduce Mauricio Macri, aún sigue siendo protagonista de la cotidianidad de los argentinos. Hasta ahora, las buenas nuevas no llegan y los “desencantados” se siguen sumando en cantidad. Pero si alguno pensó que la crisis y la caída de la imagen del jefe de Estado solamente afecta a la imagen positiva de la gobernadora, María Eugenia Vidal, se equivocó. Se sabe que la economía bonaerense, un karma que seguirá por muchos años más, está mucho más ligada que las de otras provincias a las decisiones o peripecias que acontezcan en la Casa Rosada. Pero surge también una decisión de la administración Vidal que quedó peligrosamente atada a la suerte del dólar. Desde que llegó al poder, en 2015, “Mariu” diseñó sus tres presupuestos con un fuerte plan de endeudamiento, gran parte en dólares que, dicho sea de paso, fueron aprobados por la Legislatura bonaerense. Esa generación de deuda, “excesiva” para muchos sectores de la oposición –no tanto para otros–, vino de la mano del discurso de la “herencia recibida”, “la provincia quebrada” o “la provincia que duele”, que tanto profesó la mandataria provincial en los dos primeros años de gobierno. La ruleta que ahora significa tener parte de la deuda a los humores de la moneda estadounidense comienza a traer las primeras consecuencias. Apuestas a la bonaerense.
Según diversos estudios que vieron la luz en los últimos días, la deuda pública del Estado bonaerense se incrementó en un 10,5 por ciento en 2017. Sin embargo, al tomar las variables de la megadevaluación de los últimos meses, el Gobierno provincial necesita un 30 por ciento más de pesos para afrontarla que en relación a aquella fecha. Estos análisis surgen del propio informe trimestral que presentaron desde el Ministerio de Economía bonaerense que conduce Hernán Lacunza que, dato no menor, no ha emitido análisis o explicación sobre esta situación ante los medios bonaerenses –a los que particularmente ningunea– o, ni siquiera, en los medios porteños, donde tanto le gusta aparecer. El informe oficial sostiene que los compromisos bonaerenses para ese entonces equivalían a 13.649 millones de dólares, unos 254.531 millones de pesos, pero según la cotización de ese momento (18,65 pesos). Esto representa un incremento del 10,5 por ciento respecto del final de 2016, cuando la deuda total ascendía a 12.353 millones de dólares. El plan primario.
Pero el dólar que no para de subir, la falta de reacción política del macrismo y la devaluación producida en los últimos meses, incrementó notablemente la cantidad de pesos que requiere la Provincia para afrontar su endeudamiento. Dato a tomar en cuenta: mientras que en diciembre de 2017 se necesitaban 254.531 millones pesos, en la actualidad ese número aumentó a 333.000 millones de pesos. A esto, todo según el informe oficial, surgen más datos: la deuda a fines de 2017 representó el 7 por ciento del Producto Bruto Geográfico, mismo nivel que a finales del 2016. En cuanto a los recursos totales, los créditos bajaron del 49,8 por ciento al 48,1 por ciento, lo que significa que los créditos aumentaron menos que los recursos totales de la Provincia. En esa línea, vale destacar que el 74,8 por ciento del total de deuda representa obligaciones en moneda extranjera (60 por ciento en dólares y 14 por ciento en pesos). El informe oficial sostiene, además, que buena parte del incremento del último año estuvo decidido por el aumento del tipo de cambio y, en menor medida, por nuevas emisiones en el mercado local. En tanto, las disminuciones logradas llegaron principalmente por la amortización de deuda con el Gobierno nacional por 25.700 millones de pesos. En relación a los vencimientos, el 19,1 por ciento de ese endeudamiento ocurrirá este año, mientras que el 57,1 % está concentrado en el mediano plazo, y el 23,7 a largo plazo. Sumergido en ese amplio escenario, en 2018 la administración de Vidal (o sea, la provincia de Buenos Aires) deberá afrontar pagos por 67.000 millones de pesos, de los cuales el 57,9 por ciento corresponden a obligaciones en pesos y el resto en moneda extranjera. Efectos sobre el universo bonaerense.
Pero el escenario no sólo es preocupante para el trabajo de quienes manejan los recursos de todos los bonaerenses, en esta oportunidad Vidal y Lacunza. El dólar y la suba que no para afectan a la economía doméstica, del día a día, con la que todos los habitantes de la Provincia tienen que convivir. Eso no es novedad. No obstante, también menoscaban las políticas salariales que le corresponden a la Gobernadora. Por ejemplo, el año está cerca de comenzar su séptimo mes y las principales negociaciones paritarias no están cerradas, y parece lejos de estarlo. Para graficarlo, el escenario con los docentes está prácticamente en un punto muerto, principalmente por la ausencia total de convocatoria de las autoridades provinciales a plasmar una mesa paritaria de negociación. El mismo caso ocurre con los profesionales de la salud, los judiciales y gran parte de los estatales bonaerenses. Con los docentes, la administración provincial, mediante la Dirección General de Cultura y Educación que conduce el economista Gabriel Sánchez Zinny, está más ocupada en generar una discusión en los medios periodísticos por los porcentajes de adhesiones a los paros docentes que por cerrar la discusión salarial. La última convocatoria se dio hace más de 60 días, cuando las autoridades bonaerenses se movieron de un hasta entonces inquebrantable 15 por ciento de aumento, para ofrecer un 10 por ciento semestral, con cláusula de revisión. Pero la oferta fue rechazada por el Frente de Unidad Docente (Suteba, FEB, Udocba, UDA, AMET y Sadop). Los argumentos de los docentes son válidos para rechazar la propuesta y más aún después de las proyecciones de inflación del Gobierno hayan sido vapuleadas por la estrepitosa suba del dólar. Ahora, ese 15 por ciento y hasta el 10 por ciento semestral, ni siquiera alcanzarían para equiparar a lo que cualquier docente ganaba en 2017. Como se ve, endeudamiento, paritarias y diversas variables que afectan a la economía bonaerense parecen no estar en la agenda pública del Gobierno de Cambiemos en la Provincia.
Fuente: ANDigital