Walter Abarca, exdiputado bonaerense y actual vicepresidente de Autopistas de Buenos Aires S.A. (Aubasa), dialogó con CRONOS, planteó la necesidad de avanzar en una reforma de la Constitución de la provincia de Buenos Aires, la modernización del Estado y el impacto de esta transformación a los municipios.
Consultado sobre si la Provincia debería debatir una reforma constitucional, Abarca fue contundente y afirmó que “sí, sin dudas”. En ese sentido, explicó que la Constitución bonaerense “es la expresión de un pacto social que da origen al Estado provincial, en línea con la tradición de la filosofía política clásica que concibe al Estado como el resultado de un contrato social entre individuos que acuerdan normas comunes para organizar la convivencia”.
El dirigente señaló que, en las democracias modernas, “ese pacto se expresa a través de la Constitución, las leyes, las instituciones republicanas y la participación ciudadana”. Sin embargo, Abarca advirtió que las “sociedades no son estáticas, sino que evolucionan, y que cuando la realidad cambia, los pactos de convivencia también deben actualizarse”.
Abarca sostuvo que el “siglo XXI presenta desafíos profundos, entre ellos la desigualdad social, que provoca que amplios sectores de la población sientan que ese pacto ya no los incluye”. Esta situación, afirmó, “erosiona la legitimidad del Estado y profundiza la crisis de representación política. Como muestra de este fenómeno, remarcó que en la última elección el verdadero ganador fue el ausentismo, reflejo de la creciente distancia entre la política y la ciudadanía”.
En ese marco, el exlegislador planteó que el “Estado moderno no puede limitarse a administrar, sino que debe convertirse en un articulador del sentido colectivo, el ámbito donde la sociedad acuerda cómo vivir, cómo producir y cómo convivir en paz”. Aclaró que este no es un debate ideológico sobre “más o menos Estado”, sino una discusión sobre su funcionamiento, su legitimidad y su cercanía con la ciudadanía.
“El desafío no es achicar el Estado, sino modernizarlo”, afirmó Abarca, y remarcó la necesidad de construir un Estado que escuche, que planifique y que se articule con la sociedad civil, el sector productivo y las comunidades locales.
Al referirse a la Provincia de Buenos Aires, el saladillense subrayó que cualquier “proceso de modernización debe reconocer su enorme diversidad territorial”. Abarca señaló que no “se puede gobernar de la misma manera un municipio de dos millones de habitantes que uno de diez mil, ni aplicar idénticas políticas en el conurbano que en el sudoeste bonaerense. Por ese motivo, consideró que el Estado provincial debe asumir un rol activo como articulador y garante de los equilibrios territoriales”.
En esa línea, Abarca advirtió que existe una “deuda profunda con la democracia”, al recordar que, a más de 40 años del retorno democrático, la Provincia de Buenos Aires continúa regida por más de 3.200 decretos-leyes dictados por gobiernos de facto, normas que “no surgieron del consenso, sino de la imposición”.

“Una provincia moderna, democrática y participativa no puede seguir gobernándose con leyes de la dictadura”, enfatizó, y sostuvo que avanzar hacia una Provincia libre de leyes de facto y con una Constitución actualizada “no es solo una opción, sino una responsabilidad generacional”, sumó el dirigente.
Al detallar los ejes centrales que debería contemplar una eventual reforma constitucional, el referente massista explicó que debe “expresar un rediseño institucional que permita planificar el desarrollo, y remarcó que no existe planificación posible si no se construye de abajo hacia arriba, con participación ciudadana real”.
En ese punto, el vicepresidente de Aubasa apeló a la idea “de una sociedad concebida como un poliedro, tal como planteaba el papa Francisco, donde los Estados municipales sean la expresión de los sueños colectivos de cada comunidad y donde la articulación entre ellas permita construir regiones integradas y solidarias. “Un modelo donde el todo es superior a las partes, pero sin desintegrarlas”, definió.
Frente a las propuestas que impulsan la división de la Provincia de Buenos Aires, el exlegislador afirmó a CRONOS que la “mirada debe ser exactamente la contraria, integrar, armonizar las diferencias y construir una identidad común que exprese la diversidad interna del territorio bonaerense”.

En ese esquema, Abarca “señaló que los municipios deben convertirse en el motor del desarrollo, mientras que el Estado provincial debe asumir el rol de articulador y garante de los equilibrios territoriales”.
En ese sentido, remarcó la “necesidad de cumplir con el artículo 123 de la Constitución Nacional, que establece que cada provincia debe asegurar la autonomía municipal”, una postura que, sostuvo de manera “explícita” durante su paso por la Legislatura bonaerense.
Según explicó, el dirigente del Frente Renovador, “la autonomía municipal implica necesariamente un rediseño institucional que incluya la discusión sobre el tamaño de los municipios para garantizar la participación ciudadana, la creación de distintas categorías de Estados locales, los mecanismos para la conformación de nuevos municipios, la definición clara de sus competencias y, especialmente, de su financiamiento”.
El rol de los municipios
Asimismo, Abarca consideró que será “necesario debatir cómo se representa a estos nuevos Estados locales en el ámbito provincial, una discusión que abarca la unicameralidad o bicameralidad legislativa, siempre con el foco puesto en una representación equilibrada tanto de la ciudadanía como de los municipios”. Este proceso, agregó, también obliga a “revisar otras instituciones de la Constitución provincial, como el Tribunal de Cuentas y la Fiscalía de Estado”.
Finalmente, al referirse al impacto concreto que una reforma de este tipo tendría en los municipios, Abarca aseguró a CRONOS que los “cambia de lugar político”. El oriundo de Saladillo explicó que hoy muchos municipios “funcionan como entes meramente administrativos, con intendentes que actúan como delegados del poder central ejercido desde La Plata”.
“Con una autonomía real los municipios pasarían a ser protagonistas del desarrollo, diseñadores de políticas públicas locales y espacios genuinos de participación ciudadana”, puntualizó el Presidente de la Fundación Soñar Argentina.
Y concluyó: “En términos concretos, destacó que esto se traduciría en mayor planificación local, decisiones más cercanas a la ciudadanía, mejor uso de los recursos, mayor control ciudadano y una menor dependencia del humor del poder central”.