La Legislatura bonaerense vivió un miércoles con clima de máxima tensión mientras el Gobierno provincial intentaba cerrar el Presupuesto 2026 de Kicillof. El principal obstáculo fue el reclamo de intendentes de todos los signos políticos, que exigieron un monto fijo para el Fondo de Fortalecimiento Municipal antes de avanzar con el paquete fiscal.
El gobernador Axel Kicillof envió a sus negociadores con una propuesta que, según la oposición, no contemplaba los compromisos asumidos en las conversaciones previas. La discusión por el piso mínimo para los municipios abrió una grieta inmediata en el recinto y puso en pausa el tratamiento del endeudamiento. Tanto Katopodis como Cascallares fueron los que llevaron la bandera para destrabar las negociaciones.
Los jefes comunales insistieron en que el Fondo para Municipios debía actualizarse para compensar la pérdida de recursos registrada durante el año. Los representantes de JxC y del peronismo dialoguista coincidieron en que el monto ofrecido por el Ejecutivo quedaba lejos de la realidad inflacionaria.

En paralelo, comenzó a circular la versión de que el Gobierno buscaba que el 8% del endeudamiento total quedara bajo administración provincial, un punto que generó rechazo inmediato en la oposición. Desde esos bloques acusaron al Ejecutivo de intentar centralizar recursos que, según afirmaron, debían discutirse con mayor transparencia.
El oficialismo desmintió esas interpretaciones y sostuvo que la propuesta estaba en línea con los acuerdos alcanzados en años anteriores. Sin embargo, la falta de un documento unificado alimentó sospechas y profundizó la desconfianza entre los distintos bloques legislativos.
A medida que avanzaba la tarde, emisarios del Ministerio de Economía se reunieron con legisladores y jefes comunales para intentar destrabar la negociación. Las conversaciones fueron intensas, pero no lograron modificar el escenario de paridad y tensión que se había instalado.

Con el paso de las horas, la posibilidad de votar el endeudamiento quedó prácticamente descartada. La oposición condicionó cualquier avance a que el Gobierno fijara un monto claro para los municipios, mientras los intendentes presionaban para que la Legislatura no cediera antes de tener un número sobre la mesa.
El clima en los pasillos fue de rosca permanente: corrillos, teléfonos encendidos y reuniones improvisadas marcaron el ritmo de una jornada que se preveía ordenada, pero terminó empantanada por la disputa por los recursos. La sensación general fue que nadie quería ser el responsable de romper la negociación.

Desde el oficialismo admitieron que la discusión podría extenderse varios días más. Cerca de Kicillof aseguraron que mantienen voluntad de acuerdo, pero advirtieron que no aceptarán condiciones que consideren “inviables” para las cuentas provinciales.
El financiamiento provincial quedó así en un punto muerto que amenaza con tensar aún más la relación entre el Gobierno y los municipios. La negociación deberá resolverse en las próximas horas, cuando se reanuden las conversaciones que definirán si el Presupuesto 2026 logra finalmente encaminarse o vuelve a quedar atrapado en la interna territorial.