El radicalismo bonaerense volvió a mirarse hacia adentro en una noche que combinó autocrítica, diagnóstico y promesas de reconstrucción. Más de 200 dirigentes del Conurbano se reunieron en el tradicional restaurante Lalín, convocados por el senador nacional Maximiliano Abad, con el propósito de recuperar la musculatura política que, según reconocieron, el partido fue perdiendo en los últimos años.
El encuentro congregó a figuras de peso del espacio, entre ellas Gustavo Posse y Daniel Salvador, quienes acompañaron la convocatoria centrada en revisar el presente de la UCR tras los malos resultados electorales y el desgaste interno que dejó la elección partidaria frustrada y judicializada. La consigna de la jornada fue clara: es momento de reorganizarse para volver a ser competitivos en la Provincia.
En su discurso, Abad trazó un diagnóstico crudo sobre los errores recientes. Señaló que “la falta de visión de futuro” debilitó al radicalismo y llamó a recuperar la estrategia colectiva y la centralidad partidaria que caracterizaron a la UCR en otros tiempos. Para el senador, el desafío es recuperar la identidad y la coherencia de un espacio que, sostuvo, no puede quedar “a la deriva” ni depender de terceros para encontrar su rumbo.
“Quiero un radicalismo que construya su propio barco”, insistió Abad, en una metáfora que atravesó toda su intervención. Hizo énfasis en la necesidad de ordenar la estructura, fortalecer la presencia territorial y reconstruir la unidad interna para competir con aspiraciones reales en 2026 y 2027. La Provincia, remarcó, debe volver a ser el corazón del radicalismo nacional.
La reunión también dejó espacio para voces históricas. Posse, tras un homenaje a Raúl Alfonsín, sostuvo que el radicalismo debe volver a ocupar un rol articulador en la política nacional, capaz de construir acuerdos amplios y ofrecer una alternativa superadora a la polarización. En la misma línea, Salvador pidió asumir el último resultado electoral como un punto de inflexión y convocó a reconstruir el partido “desde cada concejal, consejero y militante”.

El clima general combinó preocupación por el presente y determinación hacia el futuro. Los dirigentes coincidieron en que la UCR atraviesa un momento de transición que exige decisiones y liderazgo, especialmente tras el frágil esquema de cogobierno que dejó la interna fallida. La apuesta ahora es reorganizar el partido en el Gran Buenos Aires, donde reconocen que la UCR perdió competitividad y presencia.
En el cierre, Abad eligió un mensaje de confianza: aseguró estar “convencido” de que 2026 marcará el inicio de la reconstrucción y que en 2027 la UCR podrá volver a ofrecer una alternativa de gobierno en la Provincia. Con dirigentes, valores y territorio, afirmó, el radicalismo aún tiene herramientas para volver a ser protagonista en la política bonaerense.