El peronismo atraviesa días de alta intensidad política. Tanto en el PJ nacional como en el bonaerense, aceleran negociaciones para definir una estrategia común frente al inminente debate del Presupuesto 2026 y las reformas estructurales que el oficialismo nacional planea impulsar en el Congreso. El objetivo es evitar fracturas internas y mostrar cohesión en un escenario atravesado por tensiones, diferencias generacionales y disputas por el liderazgo.
En el plano nacional, la conducción encabezada por José Mayans y Germán Martínez busca ordenar las distintas expresiones del partido bajo la órbita de Fuerza Patria, el bloque legislativo que nuclea al peronismo y sus aliados. Ambos dirigentes mantienen un vínculo estrecho con Cristina Kirchner, quien continúa ejerciendo una fuerte influencia desde su domicilio en San José 1111, pese a cumplir una condena por la causa Vialidad. Desde allí, la expresidenta sigue de cerca los encuentros en la sede de Matheu 130, donde se discuten los posicionamientos frente al Gobierno nacional.
Cristina conserva un rol central en la definición de la estrategia peronista y en la búsqueda de acuerdos con gobernadores, intendentes y legisladores. Su liderazgo es considerado clave para evitar una fragmentación que debilite al espacio justo en el momento en que se discuten temas sensibles, como el presupuesto, la reforma laboral y el esquema impositivo. En el entorno de la exmandataria advierten que la prioridad es “preservar la unidad para enfrentar un modelo de ajuste que castiga a las provincias”.

En paralelo, el PJ bonaerense vive su propio proceso de tensión interna. El mandato de Máximo Kirchner al frente del partido vence en diciembre de 2025, y aunque existe consenso para postergar la elección hasta los primeros meses de 2026, la falta de convocatoria formal alimenta la incertidumbre. Sectores como La Cámpora, el Movimiento Derecho al Futuro (MDF) y los intendentes prefieren priorizar la discusión del Presupuesto antes que abrir una interna que pueda erosionar la fuerza del peronismo provincial.
En ese marco, comienzan a perfilarse posibles nombres para la futura conducción del PJ bonaerense. Mientras el cristinismo impulsa la continuidad de Máximo, el kicillofismo promueve a la vicegobernadora Verónica Magario, con el respaldo de referentes del MDF. También suenan intendentes como Federico Otermín, Federico Achával y Nicolás Mantegazza, que intentan construir una candidatura de consenso, aunque las tensiones con otros jefes comunales, como Gastón Granados o Fernando Gray, amenazan con reavivar viejas disputas.
Con un calendario político que avanza hacia 2026 y la mirada puesta en las elecciones de 2027, el PJ busca resolver sus diferencias puertas adentro para llegar fortalecido a las discusiones legislativas y electorales que se avecinan. Evitar que la interna derive en conflictos judiciales y consolidar una estrategia frente al Gobierno nacional son los dos grandes desafíos de un peronismo que, pese a sus contradicciones, sigue siendo la fuerza con mayor estructura territorial del país.